The beatles

The beatles

Cuéntame sobre la historia...

Alice vive en el país de las maravillas, sí, justamente en aquel donde ocurren cosas increíbles. ¿Qué fue lo entretenido de vivir en los 60's? ¿Fue el Rock & Roll, o el LSD? Esta es la pregunta que se realiza la protagonista, y que pretende hacernos conocer. Una chica Neoyorquina, algo problemática, tiene suerte, mucha suerte. Estuvo en el bar indicado, con las personas indicadas. Y esa misma noche conoce a quien no dejará de conocer jamás, un revolucionario enjaulado, Lennon. ¿El sarcasmo de Lennon y el ácido de Alice lograrán mezclarse algún día? Preguntemos a Sadie.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Capítulo 42 - *I Wanna Be Your Lover Baby, I Wanna Be Your Girl*

42


                                                   





-Mira, primero que nada, tenemos que arreglar la cita. 


-Sábelo todo, por supuesto- Responde la rubia, tomando el teléfono. 

Amelie estaba sentada sobre la cama, pensando en como rayos hacer que la chica que tenía frente suyo, actuara y luciera como una real dama, una señorita. 

La rubia empezó a marcar un número. Amelie negó con la cabeza -No, no te contestará nunca ahí...

-¿Por qué?- preguntó.

Amelie se levantó y le quitó el teléfono de las manos. Marcó un nuevo número. 

-Porque ese número no lo ocupa, se lo da a las fans- Rachel hizo una cara de disgusto

-Esto es peor de lo que creí.

Amelie asintió con la mirada. Sería un arduo trabajo, y como tenía profesión de periodista, podía practicar diferentes técnicas para hacer torser a las personas. Algo tenía que resultar, Ringo no podía ser tan extremadamente exigente. 

 -Llama a la oficina. ¿Hola? Buenos días, soy Beaumont, ¿está por ahí Ringo?... está ocupado dice... se fue de viaje... claaaro...- la chica frunció el seño -McCartney, eres tú. Pásame a Ringo, ahora. ¡No! es para otra cosa... no te engaño, maldición- Dijo bajo, con una risilla coqueta -Sí, sí yo también te quiero... te veo luego... pasaré en el auto... adiós. 

-¿Qué pasa?- susurró Rachel articulando con las manos. -Oye te has ligado con Paul, te descubrí francesa embustera- terminó soltando una risa, mientras la otra la hacia callar. 

Le indicó que esperara. -Ringo, soy Amelie- soltó una risa -Sí, hola. Hey, estoy con Rachel aquí... sí, la rubia... diu, no me interesa Richard- Rachel enrojeció, se imaginó el comentario. -Ya, vengo para invitarte a una cita. Oh, no... ¡con ella, no conmigo!... bien, a las siete en The Salt Hause. 63 Abbey Road, dile así al chofer. Adiós. 

-¿Y?


-Ya verás...




-0-






Estábamos en Liverpool. Hicimos un viaje flash por la mañana, para ir a dejar a Julian, y preguntarle a la señora Powell si consideraba darle la tutoría a su padre. ¿Saben lo que estábamos haciendo? robarnos un niño como si fuera un simple objeto. Mala acción. 

Era imposible separar al niño de su abuela, la única que podía cuidarlo bien. Yo no quería un niño, yo era una niña, y John peor. Pero por amor, uno hace lo inimaginable. 

Estoy nerviosa, parada frente la puerta de la casa del niño, con la mano de John estrangulando la mía. -¿Estás seguro de lo que quieres?

Había un sol creciente a esa hora, y el cielo completamente despejado en un Liverpool alejado del invierno. Los autos pasaban, y la gente caminaba por la acera de enfrente con su vida reiteradamente cotidiana, nadie sabía de la presencia de John. 

Entonces me miró, a través de las gafas, tan seguro, como un conejo en casería. Era predecible. 

-Seguro, ¿por qué no?- dijo mascando chicle con su actitud tan particular, como si no pasara nada, pero su mano lo delataba.  

-Porque... sí, digo, es responsabilidad, tú nunca estás en casa, yo trabajo, no se...- 

-Estoy seguro. ¿Acaso tú no quieres? 

Y no señores, no quería. Vivir con él me asusta como un gato en perrera, y el niño como agregado, hace la situación mas tortuosa de decidir aún. Mentí. -Sí... digo, obvio que quiero- 

Abrió la puerta el abuelo, y el pequeño se lanzó a sus brazos. Se parecía a Cynthia, esos ojos particulares, pues la conocí en fotos. Me miró de pies a cabeza, pero no con mala intención, si no con esa burguesía inglesa tan particular de ellos. 

Era técnicamente comprensible porque, tenía pinta de haber salido de un after party. Con el maquillaje corrido, el pelo despeinado, y unos jeans a la cintura gastados en las rodillas. -Hola, soy Alice. 

Pude haberme enojado. 

-John- dijo ignorándome, y entregando la mano a Lennon. Me sentí mal, pero ya estoy acostumbrada a esa reacción. -Se demoraron mas de lo acordado. 

-Sí, mire... es mi hijo, y la verdad yo sé cuando llega y cuando no...- golpeé el brazo a John. 

No tenía que tomar esa actitud. 

El viejo debió pensar, "¿qué hacen este par de locos parados frente a mi puerta?". John me miró tras los lentes, y comprendió. Se acomodó las ideas en el cerebro, y las palabras en orden para soltarlas. 

-Mire, el punto es el siguiente. Con mi novia aquí presente...- me indicó, y yo sonreí a medias, saludando con la palma, como que la cosa no quería. -Tenemos pensado vivir juntos, y pienso que podemos cuidar de Julian un tiempo. Queremos llevarlo a Kenwood, con nosotros. 

Mister Powell tenía una cara de espanto que trataba de disimular con una semisonrisa. Lo pillaron por sorpresa, y desprevenido. Carraspeó un poco -Bueno, John. Eso no te lo puedo contestar, pero... de todas formas no creo que sea posible. Julian está a cargo nuestro jurídicamente y...

-Parece que no está entendiendo...- Interrumpe el chico alterándose, yo le aprieto el brazo. -Julian es mi hijo, y tengo derechos. Yo soy el que paga todo lo que necesita. 

La sonrisa amable del abuelo desapareció, y cambio por un semblante serio y taciturno, como el típico Ingles. Julian seguía junto a las piernas de John. 

-Hace un par de meses, fue que llego usted con su dinero, antes no le vimos la cara.

Y estaba en la completa verdad el hombre. Como dije, una locura mal pensada. 

-Eso no cambia mis derechos- escupió. 

-John..- interrumpí, y voltea hacia mi relajando la mirada. 

-¿Qué?- responde como un niño, quien es regañado por su madre.

-Quizás el señor Powell dice que, lo pensará... porque lo pensará, ¿cierto?- traté de sacar mis dotes sociables otra vez. 

-No señor, no creo que sea posible. 

-Oh va a ser posible- me precipité. No me quería enojar yo, demonios, con mi temperamento tan especial. Estaba conteniendo a John, no podía decaer... pero bueno. 

-Despídete de John, Julian- indiqué. 

John se agacha y besa la frente del niño. -Voy a volver, así podremos ir por mas cuentos donde Alice, ¿sí? te gustan los dibujos de los cuentos...

Hizo el "rawr" del león que tanto le había gustado. Y a mi me había roto el pecho en mil gritos, revelando la culpabilidad que sentía. 

Nos fuimos, sin ser para nada educados, y nos subimos al auto con Mark. -Al menos le metimos miedo- habló John masticando chicle, con una sonrisa satisfecha, acomodándose en el asiento camino a la estación. 

-Eso estuvo mal, porque pensará quizás que cosa John. Que somos unos locos drogados y violentos. 

-Bueno, no hay mucho que desmentir. Esa eres tú, Sadie- Me besó, no tomándome enserio. Bufé acomodándome en el asiento. 




-0-






Me quería despejar de John. Sí, de él mismo. Me saturó un poco las semanas en Almería, y con esto de que se quiere juntar a vivir, me vuelve loca.  Me saldrán canas verdes, eso es seguro. Lo amo, pero es una persona difícil, todos los saben. 

Así que llamé a las chicas, y a Syd. No sé porqué a Syd, simplemente sé que su presencia es agradable, pues es un buen chico para reír con él un rato, de esos amigos que tienes de vez en cuando, pero sabes que no significan nada mas que eso, "amigo del rato". Trajeron las guitarras para ensayar algo, y también unos cuantos... pocos tragos. George llegó con Vicki. Eso fue definitivamente extraño y placentero.

Estaban todos sentados en mis sofás, con los pies arriba, fumando y todo lo demás. Yo reía con Syd, que me caía excelente a pesar de lo que ocurrió aquella vez que mal entendió las cosas y me robó descaradamente un beso. Pero el tiempo había pasado en general, y las cosas con John estaban entrecomillas, estables. 

Su banda ya avanzaba bastante, se juntó con un tal Roger que le daba "color" a la banda, según él. Ya preparaban un primer álbum, y además, me dejaron invitada para asistir a algún ensayo de la banda, me pareció fantástico. Aunque posiblemente no iría, porque John se muere de celos. 


Aunque posiblemente... iría para que se muera de celos. Me gusta provocar esas cosas en él.

-Yo puedo enseñarte esos acordes...- dijo Harrison, entablando conversación con Vicki, quien comentaba algo con Lucy sobre una melodía que escuchaban en la radie en ese mismo instante. 

-Me encantaría...- responde la chica algo sorprendida, no pudo evitar sonrojarse. George insinuaba muchas cosas con la mirada, ambos. Se conocían lentamente, y cada vez más. Todos lo notaban, se veía una cierta chispa desde el primer momento en ellos dos. Compartían el gusto por la música, y George podía ayudarla en su papel de guitarrista de la banda. 

-Entonces así será- responde sonriendo. Ella le responde la sonrisa mirando el suelo -Vuelvo ahora. 

George se levanta al baño, levantando los pies para no pisar a nadie. Cruza el pasillo del departamento con seguridad, y de un momento a otro se pone blanco pálido, casi como papel. Ahí estaba aquella chica, que alguna vez amó tanto, cabían tantos recuerdos en esa sublime mirada entre ambos. Sin embargo, las palabras sobraban, y los lamentos también. 

Alguien tenía que tomar la iniciativa. Habían dos opciones, la primera y la más fácil era ignorarse por completo, hacerse los estúpidos como nunca, y evitarse dentro del estudio como lo habían estado haciendo. La segunda saludar como si fuera lo mas habitual del planeta, y tener que volver a hacerlo cotidianamente, e incluso en el estudio... lo cual sería un real fastidio para ambos, pero... 

-Hola George. 

Soltó ella valiente.

-Amelie, ¿estás viviendo aquí?- Y pues claro que lo sabía, pero se hizo el tonto.

-Sí, bueno, momentáneo hasta que consiga algo. 

-La habitación de Tony...

-Sí. 

Se produjo el incomodo vacía de la interacción humana, y el macho no dudó en huir como tal. 

El chico entró al baño y se esfumó la conversación. 

Ella se quedó un segundo perdida en la inmensidad del vació latente, hasta que volteó la mirada.

-¡Amelie!- le grité cuando la vi -Te quiero presentar a mis amigos, ven.

Se acercó la francesa algo tímida, y pausada, característico de ella. -Hola, ¿que tal?- saludó desde el umbral del pasillo. 

Las chicas saludaron efusivas, como ellas mismas. Solían reír fuerte, y hacer chistes. Syd saludó con la mano haciendo el signo paz con los dedos.

-Ven, siéntate aquí- le indiqué un puesto a mi lado. 

Al llegar de Almería, con respecto a lo de el señor McCartney y su nueva conquista... debo decir que con un gusto a café amargo en la boca, lo acepté. Estaba bien que empezaran algo esos dos, con todo el respeto que yo debía darles, pues yo fui la primera en romper el "código de la amistad" y cuanta tontería más. 

Aquel día, en que John hizo una especia de fiesta en la casona de España, estuvimos juntos otra vez, después de un buen tiempo. Claro, con la mirada de y los oídos de John sobre nosotros toda la velada, así que no pudimos hablar de algunas cosas que me hubiese gustado. Me contó que ya habían atrapado a Anna, la mujerzuela aquella, que al fin y al cabo fue la razón "oficial" por la que rompimos... ya que no puedo decir que fue mi amor por John la razón por la cual cortamos a cualquier mortal, no señor, no confío en nadie. Paul me dio a entender que quería seguir en contacto conmigo algún día. Pero luego de eso, nos despedimos, y no hubo tiempo de arreglar nada, pues John no lo permitiría. 



Amelie sonrió agradecida, y habló.

-Oh, no, voy a saliendo justo ahora... será para la próxima- No me quiso decir que se juntaría con el cara de bebé, pero lo supuse. Últimamente salían bastante, pues él le dejó hasta su auto para que lo fuera a visitar. Todo esto y mucho más en la columna de chismes de mi mejor amiga, quien al parecer le sacaba el jugo en información a la francesa. Últimamente se han hecho bien amigas, y eso me alegra, pues en ambas confío bastante.  

-Oh, que lastima, teníamos listo este vasito para ti, reservado- le mostré una copa vacía. Amelie rió, y siguió en lo suyo. Pero la interrumpí otra vez. -Oye, ¿dónde está Rachel?

George sale del baño algo tímido, y se vuelve a sentar al lado de Vicki.

-Con...- Se acercó a mi oído y susurró.

-¡¿Con Ringo?!- grité -Oh... lo siento, lo siento. ¿y cómo no me contó la muy...? ya. Ve, no te molesto más...

Amelie sonrió, y se despidió con la mano de todos. 


Algo robó su atención un momento... la sonrisa innegable de George al conversar con una de las chicas, y el brillo que desprendía de sus ojos. Se sintió algo aturdida al ver como cambian las cosas en tan poco tiempo. El auto de Paul la esperaba abajo, cerró la puerta con cuidado. 

Se sintió bien al saber que estaba todo superado. 






-0-






Ringo estaba cansado esa noche. Pues se había agotado ayudando a su madre a mover unos muebles pesados en la casa, ya que se le ocurrió cambiar de habitación a una más pequeña, y dejar la matrimonial para su hijo predilecto cuando tuviese tiempo de visitarla. Ahora Ringo estaba obligado a ir a pasar un par de noches allí. Y bueno. aprovechando que el chico estaba libre de giras, y que no tenía que ir al estudio de aquí a un buen rato más, le hizo recordar a su niño Richard que aún tenía una madre a quien complacer. 

A pesar de todo aquello, fue igual a la cita con Chelle. Porque la chica era linda, puede ser... o porque le caía bien... también es opción. Los chicos decían que era lo suficiente Bardot para enamorarse. 

Jugueteaba con la bombilla de su jugo, con la apariencia disimulada, como siempre para no ser descubierto. Estaba basante aburrido esperando, y cansado que sentía que los ojos se le cerraban solos. Escucha el golpear de las puertas, abiertas por los garzones en la entrada y levanta la vista. 

Cuando Rachel entró a la habitación, Ringo quedó pasmado. No era la misma chica, se la habían cambiado... 

Llevaba un perfecto peinado con moño, un par de gafas cuadradas, una blusa blanca, y una falda bastante recatada. Llevaba un libro entre las manos, títulado "El Principe" de Maquiavelo. En el bolsillo de la blusa por el lado superior derecho, casi invisible, había un bordado que decía "Amelie". Ringo sonrió, le causó gracia.

Esa, definitivamente, no era su Rachel. La chica rubia y simpática. Era la versión extraña de ella. La versión antagónica y modificada. 

-Buenos días, que bueno verte- Dijo con la voz suave, sentándose en frente de él, cuidando la falda. Ringo se iba a levantar para saludarla, y actuar caballerosamente con el asiento, pero no alcanzó ya que ella ya estaba sentada, con el libro abierto entre las piernas -O como diría Aristóteles, La felicidad es el significado y propósito de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana-  

Ringo solo sonrió desorientado. Solo podía decir una sola cosa. -¿Qué?

-Me encanta la filosofía...-Carraspeó la chica, guardando una tarjetita dentro de las hojas cómplices, que luchó para que no se notara. -De hecho, me encanta leer en mis tiempos libres... también cocino en la casa, y hago todo el aseo... de toda la casa, soy una estupenda dueña de hogar- en eso no mentía.

-¿Cocinas?- preguntó Richard, ahora si prestando atención. 

-Sí. De todo, me encantaría tener un novio para preparle comida. También soy super responsable si quiero, y busco un chico que me quiera de verdad, alguien que me de estabilidad emocional...- Uff, estaba vomitando muy rápido todo lo que Amelie preparó para que dijese. 

-Oh eso, es bueno saberlo. Buen look, a propósito, te ves diferente... como más seria- Se atrevió Ringo, todo esto le causaba mucha gracia. 

-Sí, es que soy una chica madura, entonces debo lucir como una, por supuesto. 

-Oh... claro...- Respondió el chico. 

Pidieron la orden, y Rachel aún estaba nerviosa, tratando de no arruinar las cosas. Incluso se aprendió un par de palabras en francés, para demostrar que era una "chica inteligente". Hablaba un montón de cosas, y el joven sonreía simplemente. 

-mon chien sent le fromage- terminó la chica sonriendo.

Ringo se guardó una risita, ya no aguantaba mas. 

-Hmh, voy al baño... si quieres, no sé...-

-No, no te preocupes, anda anda...- Sacó un montón de lana, y unos palitos. Fingió saber tejer un montón de lana desordenada.

Ringo se levantó al baño.

Apenas quedó sola, suspiro profundo. Esto era realmente ridículo... y cansador. Negó con su cabeza. No merecía tanta humillación, ni por Ringo Starr o como sea que se llame en verdad. 

Se sacó los lentes, buscó un espejo rosa, en su bolso rosa, y junto a su revista de modas encontró su labial rosa pasión, el cual se quedó observando mientras lo sostenía entre sus manos, con cierta tristeza.

¿Por qué Ringo no la quería, qué tenía que hacer? al parecer su plan de parecer dueña de casa inteligente no funcionó. 

Ya, se daría por vencida, y punto. Estaba decidido. Tomaría sus cosas y se iría a casa con alguna excusa ridícula. Tony no quería esto... ¿qué rayos tenía que ver él en esto ahora? demonios. Se iba a poner de pie, cuando la toman por sorpresa. 

El chico se asomó por su espalda, y por supuesto descubrió lo que ocurría.  

-¿Sabes?- se sobresaltó -te ves hermosa con ese labial...

Rachel se sonrojó, y dibujó una sonrisa en su rostro. 

-No entiendo...- soltó una risa, con cierta ternura -No entiendo que estás haciendo linda, ¿qué quieres lograr hablando así, o diciendo todas esas cosas de Aristóteles, o vistiéndote así? si así como eres, estás perfecta. 

Su corazón dio un brinco, y se le llenó el pecho de mariposas. Sí, llegaron hasta el pecho, pues el estomago no fue suficiente.  Se puso de pie en frente de él, con seguridad en la mirada. 

-No sé que estarás pensando de mi ahora... pero todo tiene una explicación. Tengo la impresión, más bien escuché comentarios, de que creías que yo era una rubia tonta, y que solo sale con chicos pero... no es así. Las cosas que te dije también son verdad, no soy solo una "cara bonita".  

-Me gusta el labial rosa... también tus vestidos femeninos y colorinches. Me gusta tu pelo rubio peinado de peluquería, y que seas alegre y simpática. Y veo que hoy conocí otra parte de ti. 

La chica suspiró, y se soltó el pelo. Richard inhaló el aroma a shampoo de su cabello al dejarlo libre, y sintió que el plan ridículo, pero lindo de Chelle, estaba funcionando a la perfección. 

-Me gustas enserio Richard... esa es la verdad. Solo quería que lo supieras, y me vieras enserio. No como una aventura. El otro día, no dije nada luego que me dejaste las cosas claras, pero no puedo evitar quererte hacer cambiar de opinión. 

-Tú también a mi. Me encantó lo que hiciste hoy, jamás nadie había fingido un francés, tan espantoso para mi ¿Mi perro huele a queso, que es eso?- dijo riendo.

-¿QUÉ? oh maldita Amelie, te juro que la voy a matar... espera... ¿sabes francés?... cielos ya debiste descubrir todo.


-Sí, lo descubrí todo. También sé que tenías todo escrito, y sí, aprendí algo de francés mientras estuvimos allá... pero ¿sabes qué? todo esto fue perfecto- Dijo riendo, y tomando su mano. -Nadie hizo esto por mi antes, y una chica como tú, tan linda...-

Compartieron una mirada sincera unos momentos, y él acercó su rostro al de ella. 

Tomó sus mejillas, y besó sus labios con dulzura. 

-Lo siento, espero poder rebatir mis palabras del otro día.

La chica solo sonrió, y hizo una mueca como de "está bien, ganas tú". Volvió a besarlo, ahora ella con la iniciativa.

-Ya puedo... ¿Puedo cambiarme la blusa de Amelie?- dijo la chica, quejándose dentro de esta. Ringo soltó una risa. -¿Se nota mucho que es de ella? cielos es que ninguna otra me cabía bien, ella es tan delgada, no me cierra del pecho. 

-Ve, por favor. Me encanta como vistes- La chica se estaba poniendo de pie. Entonces Ringo toma su mano, acercándola, y le da un último beso. 

-Intentémoslo.

-¿Qué?- dice ella.

-Exacto.






HOLA GENTE GUAPA! Cata reportándose. Me enorgullezco el anunciar hoy, que el pasado 5 de Febrero fue el PRIMER ANIVERSARIO DEL FANFICTION! así que Sadie ya cumplió un año :') 

Además, ha pasado un año desde que estoy inmersa en el mundo bloggero/beatle/fanfiction y me ha llevado a conocer gente maravillosa! ustedes saben quienes son chicas :3 así que estoy feliz, y una vez más gracias por leerme y hacer mi día con sus comentarios! un abrazo gigante, desde mi pequeño corazoncito de lectora/escritora. ❤️

También las saludo desde tierras lejana de mi hogar, la Ciudad de la furia... como me gusta ese apodo ❤️ es que Cerarti, es un gran genio. Pero fuera de eso, me gustaría comentar aquí lo lindo que me parece que exista tanta apreciación por el rock, y la música en general. Aquí está el The Cavern Buenos Aires, y es ESTUPENDO. Debo decir que llevé a mis papas ya tres veces obligados a ver shows tributo(? y disfrutar de las "cazuelas" que en mi país, es una sopa típica con choclo zapallo y pollo XD pero bueno, creo que prefiero estas cazuelas.

Volviendo al tema, ojala se copiara la iniciativa en Chile, y así dar lugar a bandas aficionadas con mucho potencial. 

Como me desvío hablando XD ya. Otra cosa, antes que se me olvide, y esta sí está relacionada con Sadie. El fanfic termina en el capi 82, aproximadamente... subo 3 capis por mes así que... eso quiere decir... que estaré aquí por un largo tiempo más jodiéndoles la vida. SÍ. 

Este es un nuevo cierre de étapa, o capítulo, como le quieran decir. Así que no se asusten en el próximo que viene, porque se pondrá algo diferente (? Como leí en un comentario pasado a Vicki, SÍ MUJER! CAMBIA CON LA ÉPOCA LA FOTO DE ARRIBITA jajajajajja así que fue como una pista para que vean lo que viene mas adelante. 

LAS ADOROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!❤️❤️❤️ y nos vemos en el 43 chiquillas.





lunes, 2 de febrero de 2015

Capítulo 41 - *Los beatles no quieren eso...*

41






Y fuimos a la playa... y lo pasamos increíble. Pero sin embargo, el episodio en Almería lo recuerdo como aburrido. No sé porqué, si la pasamos bien de todas formas.

Mi Sadie, mi hermosa Sadie. No puedo creer como una mujer me ha robado tanto el sueño siendo una pesadilla. Quizás es porque somos pesadillas juntos y nos queremos así, nefastos e increíblemente perdidos. Pero juntos, en la soledad. 

La vi acomplejada un día. Me acuerdo que ella estaba apoyada sobre el lavamanos, con su abdomen apegado a la madera de este, viendo su reflejo en el espejo, y la vi con esos ojos inmensos y profundos que tanto me encantan, llorar en silencio. Comencé a sospechar que había vuelto a esas estupideces de no comer y todo lo demás que no quiero detallar. 

Entonces, al otro día, una de las asistentes se me acercó un poco preocupada. Yo venía riendo a carcajadas porque uno de los hombres que filmaba, se había meado en los pantalones. ¿Pueden creerlo? es que sí, el director era muy exigente, y no daba ni tiempo para respirar, pero ese es otro tema.  

El punto es que lo saludé y le lancé una de mis bromas pesadas. El pobre chico casi se hace de nuevo, se puso de todos los colores. Dijo que era fan de The Beatles, y que era una vergüenza conocerme así. 

Pero dejando al pobre en paz, voy al grano.

 La asistente me dijo que Sadie no bajaba a comer hace al menos dos días, y añadió que si necesitaba un doctor, porque parecía que había enfermado. 

Subí la escaleras y me la encontré en el pasillo con el pelo tomado y las manos llenas de pintura. -Alice...- y la abracé. 

Necesitaba su calor, su piel pálida pero cálida. Y me entristeció sentirla algo mas delgada, sentí huesos un poco mas sobresalientes, que aunque me encantaban en ella, sabía de que se trataba. Esa misma noche fuimos a comer y se dio un banquete de dioses. 

Es decir, ¡pobre chica! Parecía no comer en siglos. Tóxica de tantas anfetaminas que se tomaba, le dio un revoltijo de estomago con tanta comida. 

Así que hice de padre, enfermero, y la cuidé hasta las 5 de la madrugada. Cuando logró conciliar el sueño.

-Disculpa, mañana serás un zombie por mi culpa. 

-En maquillaje harán un buen trabajo, además no es la primera ni la última noche desvelados. 

Ella rió coqueta. -Pues no, pero han habido mejores. 

-¿Sí, como cuales?- Empecé a besarla, hasta que la dejé hablar. 

-Mmm, ¿en la cabaña? la tuya, que tienes en las afueras..

-Oh... con que ESA noche- Dije pícaro haciéndola reír.

- Imbécil, fue increíble. O también cuando nos arrestaron, Dios- rompió en risas. -Después me enojé porque te fuiste y Paul me tuvo que salvar. 

-¿Te escuchaste? siempre Paul, Paul aquí y Paul allá, tan caballero ese chico...- Dije con mis celos que no me esforzaba en disimular. 

-Ya empezaste Lennon.

-Hablando de eso, viene para acá. Vienen todos, menos George que está de vacaciones por ahí, ¿sabias que ya ha salido un par de veces con Vicki?- Se emocionó y comenzó a preguntar tonterías, a vomitarlas rápidamente, al parecer le gustaba la pareja.

 -Ya... Sadie... cállate chica... ¡Pues que voy a saber yo! ¿no tengo pechos, sí? eso hazlo con tus amigas. Como decía, vienen unos amigos, McCartney, Ringo creo... ah, si quieres dile a Rachel...- No me cae bien ella, pero era para que no se sintiera incomoda. 

Se le iluminaron los ojos tristones. Sé que estaba molesta con ella aún, pero se notaba que la extrañaba mucho. Había escuchado tantas veces la historia de porque estaba molesta. Pero Tony era el único que las ponía de buena como si nada pasara. Y claro, era imposible su presencia. 

La llamó, al teléfono viejo que tenían en el departamento. Le dijo que no. 

Me dio tanta rabia en ese momento. Porque la estúpida rubia la hacia sufrir con su indiferencia. Pero no me quería a mi, no me quería cerca de su amiga, así que tuve que consolarla de formas inimaginables. Hasta de payaso me vestí un día. 

Como no fue la amiguita del año, tuve que aguantar que hablara con su otro gran amigo... el cara de bebé. Me controlé de no entrometerme, y no beber mucho para no enloquecer. 

Ya me pasa seguido. Una vez golpeé a un hombre por decir que yo era homosexual. Insinuó que habían asuntos entre Brian y yo, y se habían concretado en Barcelona el 63. Por supuesto que había cariño, pero no de ese tipo, joder. Aunque quizás de su parte sí, ¡pero eso no es mi puto problema! le rompí la cara a puñetazos, creí que lo mataría, por Dios. 

El alcohol me pone violento, es una desgracia, así que por eso, me contuve para no romperle la cara a Macca y dejarle la cara de muñeco como chuki. 

El resto de Almería, lo que conseguí de ahí fue una película regular. Digo así porque, no era buena, pero tampoco mala... una película nada, así le puse. Ah, y un mal bronceado, Já. 



-0-





-¿Vas a lo de la librería?- Preguntó la francesa. 

-Sí...- Respondió la rubia comiendo una tostada y colgándose un bolso apurada. 

-¿Te llevo?

Rachel se paralizó un poco. -¿Qué? 

Ella rió. -Paul dejó el auto aquí, dijo que era un préstamo, para que lo fuera a ver seguido...- respondió con cierto orgullo. 

-Estas tontas, ¡que se enamoran de un beatle por dios! como no entienden que las tienen para aparentar, tienen a no se cuantas chicas todas las noches- Se calmó un poquito, y resopló.  -Pero ya, que pesada, vamos.

Cuando llegaron al trabajo, Amelie bajó del auto. Ya que quería cotizar algún libro. Le quedó dando vueltas en la cabeza eso de que Paul podía tener a mas chicas. 

-¿Y qué son?- Preguntó Chelle, ordenando unas revistas viejas. 

-¿Qué?- la pilló desprevenida. 

-Con Paul, qué son, novios... amigos con beneficios...- 

-Creo que, salimos, solo eso. 

-Mmmm...- Dijo desaprobando -No sé, yo que tú me lo enamoro y me lo caso, debes ser como la 25 en su vida. -Se percató de la molestia de la chica por el comentario -Perdón, lo siento... ¡Es que rayos! no puedo creer como Alice se puede ir con John así, es tan tonta. 

Amelie comprendió con una sonrisa. -Chelle, quizás John está cambiando un poco...

-No lo creo. Ademas Alice tampoco es fiel, nunca ha tenido un novio antes, no sabe lo que es. Siempre sale simplemente, pero veo que ahora se lo toma enserio...

-Rachel... ¿Y Ringo?- Se atrevió a preguntar. 

Rachel resopló y se apoyó en el mesón.

-Mira, te contaré. Me encanta Ringo... son dos con cincuenta, gracias- interrumpió atendiendo a un señor. -Como decía, me encanta. Pero ahí vamos de nuevo, es un beatle, y me lo dijo, ¡me lo dijo el mismo! me ahorré todo el problema...

Estábamos paseando. Nos dimos una tarde para conocernos bien, y no solo llegar a mi habitación, si sabes de que hablo. No me mires como si fuera una zorra... o bueno quizás lo soy, ¡pero esto iba enserio!

Así que aceptó mi invitación a comer, sí, yo lo invité. Le dije lo que me gustaba, que amaba la pintura con mi vida, que estudiaba eso, y que viví en Nueva York con mis amigos. Que mis padres me echan de menos pero están felices de verme aquí. ¡Mi jodida historia le conté Amelie! el chico... ni me infló, como se dice. 

La cita iba terminando, y se puso medio raro. Habían unas chicas sentadas atrás que lo conocían, bueno, que él conocía, porque todo el mundo sabe quien es Ringo, y estaba incomodo. 

Nos fuimos rápido, y me trajo al departamento. Me llevé el resto de galletitas en el bolso... ¿Que mal no? es que estaban ricas. Andaba con un vestido rosa ajustado, y un sombrero elegante, y creo que me quedaba mas ajustado de lo normal.

-Rachel... tengo que decirte algo- Dijo el ojiazules en las puertas de mi casa. Como que se apoyó en el volante, con cara de perro desolado y respiró profundo. Yo me preparé para lo peor, ¿qué pasa? es gay, tiene hijos, ¡quien va a saber! le ponía un suspenso mas grande que su nariz. 

-¡Ya habla hombre! ¿Qué tienes?- Le dije, y respondió algo como:

-Es dificil... pero debo decírtelo. No quiero nada serio Rachel, si es lo que piensas, me refiero a que nosotros salimos, solo eso. No somos novios o algo así... lo siento Chelle, eres una mujer hermosa, y te he tomado hasta cariño pero...-

La cara se me deformó Amelie, el único puto hombre al que quería amarrar a mi lado, ¡me decía lo que le repito a los chicos todo el tiempo! debe ser karma, algún imbécil me echó una maldición...-

-¿Y tú lo quieres?- preguntó la francesa. 

-¡Lo quiero para mi! Me encanta, pero él no quiere eso, los beatles no quieren eso...- 

Amelie sonrió. -Es que sabes, creo que el problema con Ringo es otro. Es todo lo contrario. 

Rachel se quedó colgada.

-¿Por qué?

-Porque Ringo busca a una chica estable, que pueda ser esposa, madre, que lo acompañe... no una chica que juegue por aquí y por allá- Rachel se enojó.

-¿Que diablos tratas de decir?

-Tranquila, te lo digo porque se lo oí alguna vez, mientras hablaba con los chicos...-

-Bueno, es cierto, tu los conoces más...-

Un tio medio guapo, se acercó al mesón y llevó unos libros de ciencias. Rachel le sonrió coqueta, y le lanzó un guiño, mientras el hombre hizo un comentario como "tanta belleza en este lugar". Dejó una tarjeta con su número. 

La francesa se quedó pensando un momento. Se tomó la barbilla, y sonrió.

-Rachel, vamos a conquistar a Ringo, yo te ayudaré. Pero primero, tendré que darte algunos tips. 

La rubia asintió, estaba dispuesta a ser ama de casa con tal que Richard la quisiera. 

-Por ejemplo, esto- tomó la tarjeta, con olor a perfume de hombre caro, y la rompió en dos. A Rachel se le rompió un poco por dentro y cerró un ojo -No nos servirá de nada. - La rubia bufó -Serás la señora Starkey. 





-0- 



Cuando volvimos a Londres desde España, Johnny me fue a dejar a mi casa, antes que McCartney echara humo. Solo pensaba en que debían seguir trabajando en el álbum, "los genios no descansan" decía, y a Lennon le chocaba un poco esto. Pero era así, si Paul no tomaba las riendas del asunto nadie lo hacia. Brian confiaba en él.

Estábamos en mi casa, con el pequeño Jules, solos los tres, como una bonita familia. Yo acariciaba el cabello del niño mientras veía un libro de cuentos que saqué de la tienda especialmente para él.  John me acariciaba el cabello a mi, y yo respiraba profundo. Estaba en casa.

Por primera vez en mi vida me imaginé una familia, mía, propia, junto a él. Yo no tengo familia, la tuve alguna vez. 

Pero Alice, de tiempos inmemorables, arruinando momentos lindos. 

Me asusté, me sentí ajena a esa felicidad plena, y me sentí como mi madre, cuando el imbécil de mi padre seguro la engañaba por ahí, y después llegaba a casa y acariciaba su cabello. Me dio asco, de mi, mi pasado. Me paré del sillón, y John quedó extrañado. 

-¿Vas al baño?

-No...no...- Me dije enseguida, que tonta soy, que culpa tiene John. Así que me senté en sus piernas, y Julian jugaba sin darse cuenta de nada. 

Pasé el brazo izquierdo por sus hombros. -Que lindo eso Jules, ¿qué es?

-Es un león...- Dijo con su vocesita, mirado la fotografía del libro colorido.

-Wow, ¿cómo hace el león amigo?- pregunta John. 

El niño se levantó y comenzó a imitarlo con un "rawr", son sus pequeñas manitos y brazitos. Ambos reímos y lo abrazamos, lo senté sobre mis piernas. -¡Muy bien!... Jules- hable con cuidado - mañana iremos a casa, a Liverpool con mami abuela y papi abuelo- 

El niño puso cara de disgusto. 

John se puso tenso. Sentí como los músculos de sus piernas se acomodaron de nuevo y su respiración cambió. 

-¿Vas a ir tú?- me preguntó.

Me dolió todo el pecho, el alma se me retorció completa. Sus ojos de tristeza, al saber que nuestros brazos no estarían mañana, es inexplicable. 

-No, Jules, no iré. Pero puedo visitarte con John, cuando quieras...- 

El niño se molestó. Como si supiera la atrocidad que hacíamos, de dejarlo allí, en mes de que su padre se haga cargo. Se sintió en su pequeño pecho, como se quejaba incesante. 

Se levantó de mis piernas, con sus casi cuatro años, y se puso a llorar, y pegarle al sillón. 

-Ya... ya mi niño, no llores...- lo abrazaba,  mientras se calmaba de apoco. Y me ponía nerviosa, pues nunca cuidé de un niño.

John no lo soportó. Vi como se levantó de su asiento, y se encerró en mi habitación. 

Arrullé a Julian, hasta que se durmió en mis brazos. Lo acosté en la cama de Tony post Amelie. Suspiré al ver sus cosas allí, maldición, un montón de emociones mezcladas. 

Acto seguido, me recosté al lado de John. Lo mire un par de segundos, no se sacaba sus gafas ahora, simplemente se las dejó luego de Almería, como si el sol le hubiese afectado. Tenía un color anaranjado en su piel, que lo hacia lucir diferente. 

Miraba al techo, y se volteó a abrazarme. -¿Quieres vivir conmigo y con Julian en mi casa?

Me quedé atónita. Se me paralizaron todos los sistemas, y me pellizqué de la emoción. No contesté después de unos segundos.

-John...

-Ya, perdón- Dijo levantándose, y refregando sus ojos. Se veía afligido, indeciso, no sabía que rayos hacer. -Fue un poco apresurado. Es que...-

Se tapó la cara, y yo pensé que estaba llorando. Pero era imposible, ese hombre tiene un ego tan autosuficiente que no cabe en su cabeza de centro del universo. Me levanté, y le quité las manos a la fuerza... estaba casi.

Lo abracé con toda mi fuerza, y besé. -¿quieres hacer las cosas bien?

-No quiero que Julian me odie como yo odié a mi padre… pero no puedo evitarlo, está en mis genes Alice. Recuerdo estar en la cuna, con mi cuerpo frío, llorando, y Julia no estaba. Me dejaba solo en casa mientras salía, mi padre navegaba... Alice no sé que hacer. Si Mimi no llega, no sé...- 

-Hablaremos con la señora Powell John. Yo voy contigo, nos traeremos a Julian. 

-Pero Alice te necesito a ti también en casa, no puedo cuidarlo solo. 

-¿Nos quieres a los dos en casa?

-Sí. 

-Bueno, eso lo veremos ¿sí? pero hablaremos con la madre de Cynthia. 

Asintió no muy convencido. Pasamos el resto del tiempo recostados sobre la cama, cada cual en su mente. 

Y sentimos la puerta abrirse. Era ella al fin. 

Me levanté media nerviosa, porque me afligía estar molesta con ella. Rachel me miró sorprendida, no sabía que estaba aquí. 

-¡¿ya llegaste?!- pregunto con su cabello rubio y chillona voz. Dejó su bolso con bosquejos de dibujos en el piso. 

-¡No!

Rompió en risa, y me abrazó. 

-Que bueno estúpida Alice, no es lo mismo sin ti esta casa, Amelie lo puede corroborar. ¡Tengo tanto que contarte! Ese estúpido de Ringo me dijo algo que te mueres, ¡te mueres! me dio tanta rabia...-

En eso John sale del pasillo, medio dormido. Se saludan con un "hola" medio agrio. Se quedó allí parado, detrás de mi.

-Prométeme que no te irás de casa Alice, promete que te quedaras conmigo- Dijo tomándome de los hombros, entre emoción, broma, pero con un dejo de verdad.

-Obvio que no Rachel, no te dejo sola.

Dije deseando que John no estuviera ahí, para dejar tranquila a mi amiga, mas aún ahora que se le había ido el enojo y nos reconciliábamos.

Recordé lo anterior, John entendió, y cabizbajo volvió a mi habitación. 

Auch. Se me mezcló todo. 






Hola chicaaaaaas ❤️ ¿Cómo va todo? ¿cómo van las vacaciones? Me alegro que se pasan por aquí y lean esta capítulo, que salió de una tarde de ocio. Este es último capítulo que me quedaba de reserva, de unos días que estaba mega llena de tiempo, y bueno, ahora me pongo a escribir como China 7u7 

Debo decir que me gusta esta época de Almería, más bien... me gusta como John lucía en esa época. Se veía guapo de color naranja jajsdajajaja espero me comprendan, es decir, ¿cuándo no me gusta John? 

Pero las fotos en esta época en particular... mhm <3 

Veamos si a Amelie le resulta algo de esta Rachel tan... buena para los chicos... para... decirlo de una forma bonita. jajajajja Ringo no es un plato fácil, HE DICHO, esos ojos azules no los enamora cualquiera 7u7  También decirle hola a la chica que comentó anónimo! espero te agrade la historia Pilar! n.n


LES MANDO UN BESO GIGANTE, las adoro. ❤️❤️  y gracias por leer. 


NOS VEMOS EN EL 42 ❤️  ❤️  ❤️  ❤️