1
Primera parte: Paul McCartney
Cuando la conocí supe que jamás la llegaría a conocer del
todo. Y lo menciono porque no deja de sorprenderme con su abstracta forma de
actuar, de pensar. Esta chica es tan difícil de predecir, es ese tipo de
humanidad fascinante que podrías
observar por horas y que te hace pensar que cada vez que pestañea te muestra un nuevo mundo, pareciera
que con cada amanecer sus ojos cambiaran de forma, sus pestañas aumentaran en
brillo, y sus labios cada vez se
tornaran más acogedores.
Un fruncido seño se aproximaba
hacia mí, desperté de una nube de pensamientos –John, recuerda que salimos en
5- Le lancé una mirada arrolladora a Harrison mientras él se daba la vuelta
ignorando por completo mí molesta expresión.
Estaba cansado, más bien harto.
El precio de la fama era arrollador, debía esperar mi turno para tener un día
libre. Mis oídos estaban heridos de tantas chicas gritonas que se acercaban a
mí como tal león a su presa, sin embargo, no siempre era una molestia. Es más,
debo decir que ser el centro de atención entre tanta muchacha logra hacerme
sentir brillante, y porque no decir, atractivo.
-Hey Johnny boy, ¿por qué no
dejas de fantasear un poco y te acercas aquí? aún faltan algunos diálogos y
escenas, y tanto ustedes como yo queremos salir rápido de aquí- dijo el Sr.
Epstein ahora sí, despertándome por completo –Ya voy, este precioso necesita un
retoque primero- dije pasando los dedos por mi melenudo cabello al puro estilo
beatle.
Los locos años 60, vivos colores
por doquier, lsd en los bolsillos, la vida se tornaba más rápida y escandalosa,
y nosotros, bueno nosotros no éramos la
excepción. Si bien lo recuerdo, era
1964, A Hard Day’s Night se encontraba en proceso y estábamos en el estudio de
grabación.
Pasé el peine por mi cabello
acomodándolo hacia el lado derecho cuidadosamente, después rocié un poco de
perfume sobre mi cuello, una extraña loción inglesa que no recuerdo.
–Luces como un galán barato- dijo Macca
entrando al cuarto.
–Tu novia acaba de decirme que
le encanta esta maravilla, interesante ¿no crees?- dije pasando gotas de perfume en su nariz de
fresa. El chico sonrió malicioso.
–Esa chica a la cual llamas por “mi novia”
logra aterrorizar a todo Londres con su chillona voz, no me extrañaría que
piropeara a alguien de tu tipo después de todo-.
-¡Paulie!- Se escuchó una voz
femenina desde lejos. –No otra vez- dijo Macca en forma de lamentación.
–Cariño, ¡te busque por todas
partes!, ¿porque no me ayudas con esto?- Una chica de cabello castaño y ojos
claros, de contextura semi gruesa se acercó a Paulie, aventó un montón de ropa
sobre el chico.
–Anna, estoy cansado ¿sabes?,
creo que lo de hoy no será posible- La expresión de la chica cambio, se tornó
gris.
–No lo entiendo Paul, dijiste que iríamos
juntos a la casa de mis padres y, mi
madre preparó hasta una cena especial, y bueno llegaron los familiares de
Blackpool, y pensé que tal vez, solo esta vez...- Paul interrumpió a la chica.
–Anna, basta, no me interesa ni la comida, ni
la gente de Blackpool, solo necesito mi espacio- Solté una risa sorda atrás de
mi compañero, contemplando como rechazaba a esa pobre chica.
Anna era buena, o eso
creíamos. La conocimos en Hamburgo y bueno, no ha dejado a Macca tranquilo
desde entonces, tiene una fascinación con el pobre, viene al estudio cada vez
que puede, además lo sigue a cada lugar en donde nos establecimos
temporalmente. Paul me contó que logró llamar su atención, incluso la invitó a
pasar la noche en uno de los tantos hoteles en donde nos hemos hospedado,
supongo que ya infieren porque la chica se encuentra tan atrapada con el
galanaso.
Anna miró a Macca con el alma
en un hilo, y pronunció casi sin aliento- McCartney, tenemos que hablar…-
Dirigiéndome una mirada fulminante. –En privado, si no es molestia- Paul
extrañado se acerca a la chica, dejándome a mí solo frente al espejo en donde
retocaba mi melenudo flequillo.
-0-
Rachel tenía un extraño gusto
en los labios, un resto de culpa, porque sabía que ese teddy boy no se rendiría
así sin más preámbulo. –Oye hermosa, ¿tan rápido te vas? La fiesta apenas
comienza por aquí- dijo un joven alto de cabello claro, apegando el cuerpo de
la chica, quien miraba hacia todas direcciones buscando una excusa para escapar
de su reciente conquista que se salía de los planes considerados.
En Nueva York a las 2:00 am
olía a tabaco, la gente amontonada se bañaba en alcohol, y la fina
joven fumaba un marlboro para calmar la sensación de hambre que a esa hora
ya la estaba matando. Miro hacia el cielo, y luego decidió volver adentro, sí,
donde la gente amontonada se ahogaba en sus botellas de whisky.
–Rachel debe estar jodiendo
por ahí- un chico de largo cabello desordenado el cual estaba apoyado en la
barra se voltea a ver a la mujer del
cigarrillo.
-No te enseñaron a ser educada
¿verdad preciosa?- La chica bebe un sorbo
de cerveza.
-Vete al diablo Tony, necesito
saber que fue de Rachel, dios, esa chica bebe como ninguna-
-Bueno, ya ves el tipo de
influencia que eres- La chica ignoro
a Tony, su amiga perdida en el humo del bar la tenía impaciente.
-Por cierto, ¿cómo te
llamabas?- un desagradable olor emanaba desde su boca, una mezcla de alcohol y
otras drogas.
–Rachel, puedes llamarme Chelle-. El rubio
Teddy Boy asintió, buscando algo por el bar, seguramente a alguno de sus amigos
buscapleitos.
La muchacha buscaba a su amiga Rachel haciéndose paso entre la
multitud, la cual a esa hora bailaba rock & roll descontroladamente, el
humo era asfixiante, desde The Who hasta Little Richard, ella podía bailar toda la noche si le pagaran por ello.
-Tony, ¡ahí está!- La chica señaló a su amiga que se
encontraba un par de mesas más allá, sentada en el regazo de un muchacho, era
el típico chico malo, se notaba que no se andaba con rodeos. Tony le dirigió
una mirada de diablos a Rachel.
Los tres eran inseparables. La
chica, Rachel y Tony eran mejores
amigos desde que iban en la primaria, y cuando llegó el momento de conocer la
vida y escapar de los suburbios, juntos llegaron a Nueva York, un poco
inseguros, pero se establecieron en un departamento que alcanzaban a pagar.
Tony trabajaba en la tienda de
sus padres, vendían todo tipo de libros,
con el dinero trataba de sacar una ingeniería en la universidad, sin
embargo el chico amaba la música. Su familia era muy conservadora, familia McFerrer,
americanos por naturalidad. El Sr. McFerrer estuvo metido en muchos asuntos de
dinero en su juventud, Tony no vio a su padre por años, el hombre iba por el
mal camino. Tony era homosexual, tenía un novio parecido a él, el chico era
alto de tés pálida, sin embargo sufría mucho, su padre lo buscaría por todo el
universo si llegara a saberlo.
Rachel siempre tan típica
amiga, su cabello rubio y largo la hacía parecer una musa de un cuadro
veneciano o algo por el estilo, sus pestañas siempre perfectamente pintadas, al
igual que sus labios, rosado pálido por supuesto. Era muy bella y educada, era
una dama, sin embargo salir de noche era una costumbre ya para los tres amigos,
era una tradición. Rachel conoció el alcohol y el Rock & Roll. Era muy bella, por lo que los hombres siempre
la seguían y deseaban bailar una pieza con ella, o más que eso muchas veces.
Tony siempre le decía que él la cuidaría siempre, no dejaría que ninguno se
propase con ella, si esta no quería por supuesto. Rachel y su mejor amiga eran estudiantes de artes,
claro que Rachel era la más centrada en sus estudios, digamos que la otra
solamente cumplía horarios.
Tony se acercó a la mesa en donde
se encontraba Chelle.
-Chelle, se acabó la fiesta es
hora de irse- El Teddy boy dejo a un lado su cigarrillo, y contemplo atento a
Tony de pies a cabeza, dio una calada a su cigarrillo y volvió a dejarlo en su
lugar sigilosamente, tanto que asustaba. El muchacho se estremeció un poco,
sabía que este tipo era peligroso, y un flacucho como él no podría hacer mucho.
-¿Se te ofrece algo?- pronunció
al fin el rubio de rasgos duros.
-Mi hermana amigo, creo que la
encontraste- Rachel miró a Tony ruborizada e intento zafarse de las piernas
del chico, quién no la dejo.
-¡ah! por cierto, tu hermanita
ha recibido una buena educación por lo que veo, se porta excelente antes de ir
a la cama, es un chica obediente- Chelle se paró bruscamente y soltó una
bofetada en la cara del rubio.
-Ah no, no lo creo, esta no te
la llevaras fácil- Dijo el chico tocando su mejilla adolorida. Se levantó ágilmente
y golpeó a Tony cerca de la boca, rompiendo la parte inferior de su labio.
La amiga
de Rachel se percató de esto. Se acercó mirando la escena desde atrás, con
cautela se entrometió entre las demás sillas ocupadas por los amigos del tal
rubio. Pensó un segundo en cómo salvar a Tony de este lio, tuvo varias
alternativas en la mente, sin embargo eligió la más arriesgada y peligrosa,
incluso sabía que si algo salía mal ya no habría vuelta atrás, se estremeció al
pensar en esto, pero vio que el tiempo se le acababa, y actuó.
-Buenas noches Teddy Boy-
Pronunció la chica con un gusto
amargo en la boca. Saco una pistola de su bolsillo.
Disparó justo en el brazo
izquierdo del hombre, lo único que se escuchó fue un grito de dolor y gente
corriendo como loca, escondiéndose de algún posible ataque.
Rachel, Tony y su amiga corrieron del lugar a gran
velocidad. Tony impactado aún, fue tomado con fuerza por el brazo de Chelle.
Corrieron por ocho o más cuadras, es difícil de afirmar porque en realidad
corrieron hasta que su pecho ya no podía trabajar bien, además del alcohol aun
haciendo efecto en su cerebro. Encontraron un lugar donde esconderse, un sucio
callejón.
-¡Estás loca! ¿En qué mierda
pensabas? Dispararle, claro, así se arregla todo, nadie queda preso, salimos
corriendo y todos felices ¿¡verdad!?- La
chica miró a Rachel quién se encontraba desorbitada aún.
-Fue inevitable- Soltó una
risa maliciosa –Hubieses visto la cara de ese idiota cuando saque el arma,
pensó que moriría, estoy segura-
-Claro, tú ríe, ¡no tienes remedio!
Pudimos haber muerto allí mismo, por tú culpa-
-Con calma comadre, sabes muy
bien quien estaba con ese moribundo, si buscaras novios más decentes no
tendríamos este problema- Sus azules ojos se abrieron y su cabello rubio se
erizó, levanto un puño justo en dirección a la cara de su mejor amiga, Tony la detuvo.
-A ver, díganme ¿qué creen que
hacen? me explico. Estamos perdidos en Nueva York, son las 4 am, estoy drogado
aun, acabo de correr por mi vida y ustedes lo más inteligente y prudente que se
les ocurre hacer es pelear como idiotas que son, pensé que yo era el hombre de
esta relación- Las chicas se miraron y se detuvieron, los ojos de Chelle
cambiaron de expresión.
-Tienes razón- Su mejor amiga miró hacia la calle, y calmo
sus ojos.
-Ni que el chico hubiese sido
un Beatle para pelear por él- Dijo una Rachel más relajada, con una media
sonrisa.
-Ni un estúpido Beatle ni
nadie Rach, lo siento- La chica
abrazó a su amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario