The beatles

The beatles

Cuéntame sobre la historia...

Alice vive en el país de las maravillas, sí, justamente en aquel donde ocurren cosas increíbles. ¿Qué fue lo entretenido de vivir en los 60's? ¿Fue el Rock & Roll, o el LSD? Esta es la pregunta que se realiza la protagonista, y que pretende hacernos conocer. Una chica Neoyorquina, algo problemática, tiene suerte, mucha suerte. Estuvo en el bar indicado, con las personas indicadas. Y esa misma noche conoce a quien no dejará de conocer jamás, un revolucionario enjaulado, Lennon. ¿El sarcasmo de Lennon y el ácido de Alice lograrán mezclarse algún día? Preguntemos a Sadie.

martes, 20 de enero de 2015

Capítulo 40 - *A Spaniard in the works, and a wh*re at cell blocks*

40





La semana siguiente, a esa anterior, aquella donde estuve molesta con Rachel, donde descubrí que Paul y Amelie tenían algo, donde tocamos para un público por primera vez, fue intensa. 

John había recibido una propuesta para participar de una película de Dick Lester, como actor secundario. Tendría que viajar a Almería, España. 

Jamás había considerado actuar, pero como estaba pasando por una crisis existencial sobre quien era en verdad, y los beatles estaban en un momento de "vacaciones", quería derramar todas esas dudas y cosas en su creatividad. 

Pues, terminó aceptando. Gran error.

Armé la maleta de un día para otro. Rachel se molestó, pero no me lo dijo, sabe que si me dice algo iría de todas formas. Al final John era todo lo que tenía. -No tienes para que seguirlo a todas partes, recuerda que es Lennon y tiene a miles sobre su boca todos los días, no te creas la única Alice. 

Sí, seguro así me habría dicho. Pero el amor es ciego, lo amo y habría ido de todas formas. Pero juro que, por mi difunta madre, el hijo de puta de mi padre, y mis ojos tristones; si lo llego a ver con otra, sufrirán todos. Todos.

Subimos a una avioneta directo a Madrid, solo ibamos nosotros, junto a su hijo Julian y una niñera para él (conseguí convencer a John que era buena idea pasar tiempo con él niño) y un par de pilotos. Luego mas tarde tuvimos que tomar un tren para llegar hasta Almería. 

Brian sin duda no estaba de acuerdo, yo no le caía bien, desde tiempos inmemorables, más aún que ahora tomé a su favorito, pero esto no era un asunto beatle, asi que no tuvo opción.

John hablabla con Julian. 

Me conmovía verlo así, en papel de padre. Aunque debo admitir, que no se ve como un padre en absoluto, me sabe mas a algo así como un hermano mayor tratando de simpatizar con su hermanito molesto. Era triste, pero supongo que comete el mismo error que cometieron con él. El rechazo... aquel sentimiento que lo atormentaba. 

A veces, me daba tanta pena la situación, que prefería hacerme la estúpida con Julian. Me refiero a que ni siquiera podía mirarlo, o hablarle. Veía esa necesidad de cariño en sus ojos, y sentía que yo no podía, no era yo la que debía entregarselo, y era la complice de John. Que verguenza. 

Después de unos cinco dias, la cosa se puso insoportable. Juro que me aguantaba las ganas de golpearlo. Era un verdadero canalla. Quizas John siempre fue así, y yo siempre lo supe, pero no soportaba la idea. 

Estaba tan aburrido de ser quien era, de esa fama. El chico estaba aterrado, con la angustía de no saber para donde iba su vida. Su vida le pertenecía al mundo.

El punto es que, no pasó tiempo en absoluto con el niño. Fui yo la encargada de pedirle al asistente los mejores juguetes, y a la niñera de pagarle extra para que pasara mas tiempo aún de lo programado. 

Nos quedamos en una casona gigante. Después llegaron más asistentes para cubrir todas las necesidades de la super estrella, y para comprar su silencio de mi en ese lugar. Digamos que quedé tachada de "dama de compañía". 

Estaba en mi habitación. Aproveché para descanzar un poco los pies. Había ido hasta el pueblo para dirigirme al correo, dar señales de vida a mis colegas a quienes no había avisado de mi ausencia en Londres. Almería tenía una playa fascinante, que lograba divisar desde una habitación de la casona, desgraciadamente no la mia. 

Pasé mucho tiempo sola allí, bastante. Mientras John salía a lo de la película, a estudiar el guión, o componía música, yo tenía esa inmensa casona para mi sola. Claro, algunas tardes las pasé con Julian, con quien establecimos una bonita relación. 

Era igual a su padre. Creo que eso lo hacía mas adorable e interesante para mi. 

Me arrepentí un poco de ir en algunos momentos. 

Pedí que me trajeran unas telas y unas pinturas, para practicar algo de lo que aprendí en Nueva York cuando estudiaba artes. Digo, era la carrera más bohemia de la universidad, y algunos solo íbamos por la hierba... pero ya, otros responsables continuaron. Como Chelle. 

Pinté un cuadro en esas semanas. Y el insoportable de John, no se dio ni el tiempo de verlo. Como sea. Todas las noches las pasamos juntos.



Yo en su habitación o él en la mia. Creo que esos experimentos con sustancias no se detuvieron. Estábamos completamente locos, yo estaba fuera de control otra vez, y él también. No dormíamos. 

Me aferré a su pecho descubierto, algo agitada aún, y solté un bostezo. Su cabello estaba despeinado, pero se veía guapo. Tenía la frente algo brillante y sudada todavía. 

Susurró algo. -Sadie, no quiero que te embaraces. Nuestro hijo va a salir viendo elefantes voladores y con una botella de whisky en la mano. 

Sonreí. -Entonces tendremos que invitarlo a nuestra noche de carrete y alcohol desenfrenado. 

No dijo nada. Y no significaba nada ese silencio, pero tenía rabia con John.

-Te encuentro raro, te estas comportando conmigo como si fuera cualquier chica que llevas a la cama y nada mas. Ni siquiera me saludas en las tardes, con suerte te veo para esto. 

Me asombré de mis palabras, de mi bipolaridad, y él también. Ya llevaba dos semanas con eso en la cabeza. 

-Bueno...- meditó un poco -quizas Paul tiene la respuesta. Digo, le puedes preguntar mientras le haces un escándalo por lo de Amelie... o quizás Syd tu amiguito, ¿no? él también te puede dar respuestas.

-Imbécil.

Me fui de ahí, y me encerré en el baño. Agarre un cigarro con rabia y lo encendí

 -Sadie...- Me abrió la puerta, y me sentó en sus piernas dulcemente. Me dejé y suavicé -Si fueras una de esas putas, no te traería conmigo. Si fueras una de esas que dices, no tendría esta tontería escrita en el abdomen, y una muy importante, jamás me hubiese interesado en abrir la puerta para saber que te ocurre. 

Algo dentro de mi se revolvió y vomitó de ternura, pero tenía tanta rabia acomulada . -Estoy aburrida, me voy a casa. Y me llevo a tu hijo, tienes uno a proposito, no te has dado ni cuenta. 

El chico sintió el miedo al abandono, que tanto lo seguía como un fantasma, sediento de reaparecer. Sentí como se quebró en ese momento. Amenazarlo con eso funciona mejor de lo que pensé. Como una conducta aprendida. 

Me levantó en brazos, y me recostó junto a él, con los ojos cerrados. Veía pena en su expresión. Lo amaba con maldita locura, locura enserio. 

-Mañana irémos a la playa. Lo siento.

Fue lo último que dijo antes de dormir.




-0-


La mujer, ahora rica, caminaba con un kimono al rededor de sus hombros, y una maleta llena de ropa y joyas costosas. Tenía unas gafas sobre sus ojos y una sonrisa de satisfacción. 

Los tacones resonaban en el aeropuerto de Bruselas, Bélgica. Con sigilo, tramitaba con una documentación falsa, "Morgan State", Americana de Canadá. 

Había dejado a ese supuesto novio abandonado en la India, pero claro, Anna  no era estúpida y había ido a parar a al menos unos tres lugares más escapando de la policía. 

Paul McCartney tenía a toda Inglaterra buscandola, y aquel hombre que envió la carta logró comunicarse con él. 

Mientras hacia su caminata de modelo, se mete en la fila de la boletería, y quita a una abuelita el puesto para comprar el boleto. 

-Buenas tardes, un pasaje de ida a brujas, por favor. 

Clark pasó la documentación para comprar un boleto. 

-Estas chiquillas cada vez mas tontas e imprudentes... y feas mas encima- dice la señora por detrás. Tenía una cara dulce, con cabellos blancos, olor a pan recien horneado.

Entonces la mujer toma los documentos con cautela, los alza hacia la luz, y divisa el plastico falso que envolvía estos. Luego mira a Anna de pies a cabeza -Señorita...- alcanza a susurrar la mujer -La han estado buscando aquí...- se veía incómoda, mirando a todas partes, como que no quisiera que la vieran -Vayase, corra lo mas que pueda. No la puedo ayudar. Suerte.

La mujer mayor estaba atenta a la jugada, desapereció en ese instante.

-Pero, ¿y los pasajes? en Brujas estaré a salvo.

-Corra, ¿Me entiende? Si no la delato yo será alguien más- Anna miró la policía que había para subir al avión, y se puso verde y todos los colores. Tomó su maleta y caminó a paso firme. 

Caminaba a paso firme, hasta que ya comenzó a correr, casi se tropieza con abrigo de piel y todo. Parecía cruela devil o mono de feria, o ambas. La gente la miraba raro, parecía loca. O lo era mas bien. 

Iba cruzando la puerta, cuando se da cuenta que había una patrulla de policías detrás del cristal dispuestos a arrestarla.

La abuelita la miraba con satisfacción y le guiña un ojo, parada al lado de un policía.

Y mientras la tomaban de a cinco gritó -¡Maldita abuela desgraciada!



-0-



Paul McCartney entraba en ese sucio edificio, la comisaria de Londres en ese entonces. 

El joven estaba en un club con unos cuantos amigos, cuando el chofer le avisa lo que ha estado esperando durante un buen tiempo. Al fin atrapaban a su peor pesadilla. No dudó en ir de inmediato. 

Anna estaba sentada en un banco sucio con la vista fijada en el suelo. Tendría que pasar la noche ahí, luego iría a juicio, tenía tiempo de contratar un abogado. 

-¿Qué tal las vacaciones en India, Anna? Supongo que mi hijo está bien cuidado, ¿cuanto tiene ya, tres meses?- dijo el chico con ironía. 

La mujer levantó la vista, y removió su cabello de su cara. -Cariño, sácame de aquí... viniste por mi...- Se levantó y se acercó a las celdas balanceando las caderas. La pintura corrida y el pelo asqueroso. -Lo siento si no te avise, pero no podía volver, no me dejaban...

-Eres... increíble mujer, no se quien mierda te metió en mi vida, ¿pero sabes qué? ¡se acabó! ya fue suficiente. Para de buscarme, porque me encontrarás. Haré que jamás puedan sacarte de aquí, ¿tienes idea del daño que causas? deja de buscarme, olvidate de todo lo que ocurrió entre tu y yo, porque estás demente. Deberían meterte a un siquiatrico, loca. -Terminó el chico alterado, con las mejillas coloradas. Prendió un cigarrilo para calmarse. 

Anna guardó silencio un momento. Realmente tenía una obseción con Paul, pero mas allá de eso, ella por supuesto juraba amarlo dentro de su retorcida cabeza. La hieron un poco sus palabras. 

-Siempre voy a ser tu mayor fan, recuerda que estoy contigo desde Liverpool Paul, en la caverna yo era la que gritaba mas fuerte. Pero juro que ahora me heriste Paul, yo lo único que quería era que me quisieras por medio de un bebé, y quizas lo del robo está demás, pero ¿sabes algo? No acabó. 

Tenía una cara de desquiciada terrorifica. -Me voy a vengar McCartney, juro que seré tu peor pesadilla, esto no lo vas a ganar tan facil, porque me vengaré de cada noche que pase en este lugar. 

Paul comenzó a caminar dandole la espalda, demostrando indiferencia, ¿qué le iba a importar? Era una loca. Pero la verdad de las cosas, es que estaba aterrado. -¡Acuerdate de mi Paul!. 

Gritó al final. 







Hola queridisimas❤️ vengo media atrasada, pero subiendo de todas formas! la verdad, como algunas ya les conté 7u7 no tengo pc porque ando de viaje, así que me cuesta subir. De hecho ese capi estaba listo hace rato, pero bueno, aquí lo tienen chicas! mejor tarde que nunca.

Espero les haya gustado, y odien a Anna con sus fuerzas, tal como yo. Y debo decir algo chicas, esa mina no se quedará tranquila facilmente, oh no, al Macarni no se le olvida. 

Oh y claro, Alis y Yon. Esos dos... son peor que perro y gato. Pero ya, se aman, tienen para rato (? I can deal with it. 

LES MANDO UN BESO❤️❤️❤️ Y muchos cariños, gracias por leer y comentar :3 las adoro. 

Pd: Voy a subir luego el otro, ya que está listo❤️ 

Nos vemos en el 42! 




lunes, 12 de enero de 2015

Capítulo 39 - *¿Celos?*

39




Luego del baño de tina, que según Lennon  tenia la intención de reponerme de una noche... "Un poco diferente", Mark nos esperaba para llevarnos a ambos hasta el estudio, a mi y a John, naturalmente. 

Iba para allá esa mañana para distraerme, ahora era mi propia jefa sin Tone. Necesitaba un descanso.

Ir a la librería me atormentaba. Veía la cara de Tony en todas partes. Lo veía desnudo, expuesto al peligro como un pez en terreno de tiburones. No lograba mucho tiempo allí emocionalmente estable. Me daba por correr al sótano, apagar las luces, y botar todo lo que tenía a mi alcance... cualquiera pensaría que estoy demente, si es que ya no lo notaron antes por el aspecto de loca que suelo llevar. Luego, cuando era el turno de Rachel, tenía que inventar excusas. Casi siempre era que me tropezaba buscando cosas, y ordenábamos los libros en las cajas uno por uno sin decir ni una sola palabra.

Rachel no es tonta, y sabe perfectamente lo que me ocurre. 

Chocamos varias veces en esa época, tratando de sostenernos juntas a la partida de Tony. Luego nos dimos cuenta que no servía discutir entre nosotras y nos atamos más... pero hasta ahora las cosas están así. 

Me puse el vestido blanco, y él vistió informal, con unas sandalias y vaqueros. Conmigo, insinuaba esa rebeldía que poseía en sus genes, es como si me encarnara en sus gafas redondas, y lo invitara a ver la realidad a la que se cegaba para complacer la imagen de chico bueno, cantando canciones de amor de yerno preferido. 

Conmigo tenía al otro John, al violento, al que no necesitaba agua para ahogarse, los recuerdos le bastaban. Recuerdo un día que me conversó de un tal Stu. 

Me dijo que lo amaba, que jamás había admirado a una persona así sino a Elvis. Que ese chico tenía un aura demoníaca que solo al tocar el bajo todas las chicas morían por él. Me habló de su novia, Astrid. Me confesó que también la amaba, que todos estaban enamorados de ella; Sin embargo mientras ellos corrían como perros falderos, Stu solo caminaba con su maravillosidad y ella solo tenía ojos para él.

Me sentí completamente extraña esa mañana, después de escuchar que había amado a otra chica, algo no congeniaba. Como punto aparte, no sentí eso con Cynthia, la madre de Julian, John jamás estuvo muy enamorado de ella que digamos. 

Me miré al espejo, y una especie de culpa paranoica me golpeó. Jamás me sentí suficiente para él... de cierta forma lo veía como un Dios, o un padre, la figura ausente que me faltaba, que me sostenía cuando pedía auxilio. 

John tenía a tantas mujeres a su alcance, todas querían acostarse con un beatle, y eso me asustaba. Yo había decidido manterme como anónima, no quería sentir la presión de la gente... Aparte estaba el otro punto, no quería ser algo en la música por ser la novia de un beatle, quería que conocieran a Alice, a la fabulosa Alice. 

Me saqué la ropa, me subí a la balanza de John, y respiré profundo. 

Subí al menos dos kilos y medio. 

Quise morir al instante; Expulsar de mi cuerpo las papitas fritas, aquellas que compré ayer para almorzar, o el helado que comimos en casa, o quizás el pastel de café, o los litros y litros de cerveza. No sé porque me atormentaba tanto con mi peso, he mencionado antes que es por culpa de mi difunta madre, que sufría trastornos... pero en verdad no lo sé, nunca me sentí conforme. 

Me puse un tapado negro, para disimular los kilos demás. Claro que al parecer solo yo veía eso, porque la gente no deja de decir que estoy delgada todo el tiempo. 

Me puse un sombrero negro también, y entramos al estudio de la mano, con cuidado, para no levantar sospechas de nuestro noviazgo, cruzando la calle en el paso de cebra. 

Al cabo de un rato, me encontré con George y un amigo, lo desechó rápidamente para saludarme solamente a mi. 

-Ya, cuéntame, ¿cómo te fue anoche?

-¿Cómo sabes Harrison? y yo, señorito, soy la de las preguntas, quiero saber como te fue con Vicki- Fumaba de mi porro matutino, le convido a George una fumada. Mientras platicamos, sentados en una escalerita por la puerta trasera del Abbey Road Studio, antes de comenzar algunos ensayos. 

Tenían grandes ideas para el próximo álbum. Sería bastante diferente. Puedo jactarme de contribuir en algunas ideas del famoso Sgt. Pimienta.

Después de toser un poco, habló -Porque me llamaste, tarada, a las 6 am y dijiste ¡Con John nos tatuamos!, no sé porqué rayos te presta el teléfono drogada ese tipo. Pero bien, antes de eso necesito saber eso que querías contarme tan urgente.

No me acordaba en absoluto de la llamada, me causó gracia. Estaba loca de seguro, y con esto del amor aumentaba mi delirio. 

Luego de reírme recordé la causa de esta planeada conversación. George tenía que saber algo que me picaba, me causaba una extraña sensación. 

-Lo que tenía que contarte. Esto fue ayer, en la mañana... 


Revolvía una taza de café para el desayuno. La mañana siguiente de mi presentación, entonces se entiende que desperté mas contenta que nunca, emocionada. Encima todos nos aplaudieron y recibí la aprobación de un Beatle, ¿qué mas podíamos pedir? 

-Amelie, ¿quieres café?

-¡Estaría bien!- respondió desde el salòn.

-¡Pues levántate vieja floja!- Hablaba enserio, y me fui a mi habitación. Escuché una risa de su parte. 

En ese momento recosté mis pies sobre la cama, y tocan el timbre. Sentí que Amelie se levanta rápidamente, y abre la puerta, cerradola tras ella. 

Los pies me comían por investigar de quien se trataba, ¿por qué tanto misterio?

Asi que como una hermana menor entrometida, puse la oreja en la puerta, para escuchar algo. Nada, ningún solo ruido. Me decepcioné, debe haber bajado. 

Cuando abren, y me golpean la cabeza con la puerta, haciendome tropezar. 

El señor McCartney y Amelie me quedan viendo en el piso. Querían reír, lo sé, pero no lo hicieron. Mi cara de disgusto debió ser demasiado notoria, porque la culpabilidad no se la sacaban de los ojos. 

-Disculpa- se atrevió a decir la chica, poniéndome de pie. 

-¿Estás bien?- Emite Paul, en forma de saludo casi. 

Asentí no diciendo nada, como siempre un poco burda en modales, y me senté en el sillón con el cuerpo hundido y los pies flotando hacia arriba. 

Conversaron un rato en la cocina. Tenía algo entre los dientes, una basura en el ojo, una mosca en la sopa o como quieran llamarlo. Me paré al baño, cuando me asomo, se estaban tomando las manos. Algo le decía ella con temor, mientras el chico la tranquilizaba con su cara de niño bueno y guapo. 

Se besaron. 

Salí del baño, y di un portazo en mi pieza. 

No estuvo bien, ya sé. ¿Para qué armar pelea con Amelie si Paul no me interesaba? solo eramos amigos, pero ya.

George pestañeó varias veces después de escuchar el relato, y habló sereno -Bueno, te lo insinué el otro día, ¿ves que tenía razón?

Fumé fuerte. -¿Y no vas a hacer nada?

-No...- quedé perpleja. -Es que no hay necesidad, hace rato que Amelie no me amaba, de seguro hasta cuando estaba contigo Paul ya le había echado el ojo. 

Escupí al piso. George encarnó una ceja. -¿Tanto te molesta?

-¡No! osea, ¡Sí! ese tipo me fue infiel.

-Y tú a él, y yo a Amelie, y así es la vida bonita. No te hagas problemas, aprovecha a Paul como amigo ahora, y cuida de Amelie, que es una buena influencia para ti. 

Fruncí los labios, tenía razón. 

-Además, ya la superé...- Cambió el tono a uno pícaro. 

-Epa, ¡ya cuenta cuenta!

Estuve media hora mamandome la historia de como se conocieron esa tarde con Vicki. El chico estaba encantado. 

Brian llega a interrumpir, me saluda indiferente como siempre, con cierto... podría decir ¿asco, celos? para él era la amiga borracha, nada más. Se llevó a Harrison. 




Ese día después de visitar el estudio, me fui con mi novio a su casa... por segunda noche consecutiva. La verdad es que no quería toparme ni con Amelie, ni con Rachel. Así que mucho no me atraía a mi hogar. Chelle seguía actuando como si Tony estuviese de vacaciones y bueno... Amelie, no es necesario explicarlo. 

-¿Qué haces?- pregunté apoyándome en el piano, con los brazos entrelazados.

-¿Qué te parece que hago? me estoy rascando los pies cielo...- Responde John divertido, mientras no se despega de su trabajo. Tocaba acordes tratando de enlazarlos. 

-Mmm... a mi me parece que estás matando gatos con eso, en cualquier momento se quiebra un vidrio.

Respondí, mientras me ponía de pie, caminando por su habitación. Tenía muchas piezas de loza, y figuras extrañas de colección sobre unas repisas polvorientas. Encontré su tocadiscos -¿Podría poner música?

-¿Podrías callarte?

Me quedé seria. Así mismo me senté en un sillón de brazos cruzados. Pero John parecía no prestarme atención.

-¿Sabes? Ayer vi a Paul besando a Amelie. 

Le causó gracia y soltó una risa. -Sí sabía, ese idiota hace tiempo que está enamorado de ella. 

Se me deformó la cara. -¿Y por qué no me lo dijiste?

John frunció el ceño, y se puso los lentes. Hace poco comenzó a usarlos, solo en ocasiones. -¿Por qué tendría que importarte?

-Bueno... no sé, porque son Paul y Amelie. 

-Odio que estés celosa. Me hace sentir mal, como que yo no fuera nada.

-¿De qué estás hablando? John no digas eso joder, como voy a estar celosa...

-McCartney consigue lo que quiere. 

Siempre había una competencia entre esos dos, sin causa. En todo, envuelta en una relación de amor/odio, lo hacía mas intenso. Creo que lo mismo los mantiene unidos. 
Me quedé callada, y por un segundo recordé algo, para cambiar el tema. -¿John, por qué Syd ya sabía el nombre del álbum si aún no lo lanzan oficial? incluso había escuchado un par de temas, y usó ese termino "psicodelia" que los intelectuales emplean, tú te crees uno de esos...- Comenté inocente. La verdad a veces era bastante desinformada, que caía en la ignorancia. 

-Revolver ya está listo, hace unos buenos meses, hay gente psicópata, o desleales que roban las grabaciones del estudio y las meten dentro de casettes para comercializarlas- Dijo con aire profesional, cerrando el piano blanco, y prestándome atención al fin.  

 -Ah... que mal, igual te están robando tu trabajo, ¿o no?

-Alice, ¿quién es Syd?- Dijo brusco, sin dejarme terminar. 

Me quedé helada, me recorrió un escalofrío al oír esas palabras con gusto casi asesino. -Un amigo... amigo de nuestra banda, de las chicas...-

-¿Es él cierto? el que te besó esa vez que me echaste de tu casa. En el auto Alice...

-No...- negué como tonta, mirando a otra parte. Pero con tono de convencimiento. 

Solo se levantó del piano, y cerró las cortinas. Sacó de encima de la mesa un lindo porta cigarros, y con un encendedor caro prendió dos al mismo tiempo, me pasó uno. -Odio las mentiras...

Sus palabras quedaron volando en el vacío. 

En el resto de la noche, no dijimos ni una palabra. John se desvistió como siempre, y se escabulló bajo las sabanas blancas. Entonces, apagó la luz, y se volteó para darme privacidad. Hice lo mismo, y me metí dentro de la cama. 






HOLA HOLA ❤️💕  primer capítulo del año, algo tarde, pero aquí estoy de vuelta con esta cosa un poco rara, que me dejó sabor a relleno pero creo que sirve como puente para lo que vendrá en futuro. :3

Espero les haya gustado queridas, también espero que su comienzo de 2015 haya sido perfecto y si están de vacaciones o ya las tuvieron hayan sido muy muy gratas ❤️ Lo que es de mi parte estoy disfrutando de estas, oh sí n.n life is very short and there´s no time! 

Debo decir algo chicas, la historia ya tiene final! U_U pero a pesar de eso queda bastaaaante por ocurrir, así que espero mantenerlas enganchadas con esta cosa ❤️ UN ABRAZO GIGANTE, LAS ADORO ❤️

Pd: saluditos a la Danini que me auspicio con el pc ❤️❤️ Jajajajja

MUCHAS GRACIAS POR LEER, nos vemos en el 40... esperen... ¿CUARENTA? ok ya, es que no sé cuando avanzó tanto. UN BESO!