Hola a todos! me demoro un poquito en subir, bueno, bastante poquito. Estoy como que escribo, termino capitulo y subo, ¿estará mal? jajaja me emociona subir <3 solo por ustedes, gracias por leer mi fic y sus comentarios que siempre me alegran <3 las quiero a todas :3
Y el saludín especial de hoy es para el mismísimo George Harrison. Hoy día hace setenta y un años nació un héroe de la música, quién junto a sus compañeros cambió la historia de esta y le dio un nuevo rumbo a las siguientes generaciones. Te recordaremos por siempre Harrison <3 Eres leyenda George!
PD: Cabe mencionar también que eres uno de los hombres más guapos que ha posado sus pies sobre esta tierra. Es cosa de ver esta foto.
Ahora sí, sin más preámbulo, el capitulo. xd
8
La chica rubia, quién
lucía pobremente un look inspirado en mi hermosa y afrodisíaca musa Brigitte Bardot, seguía sonriéndome como inepta, ya llevaba más
de una hora con ella. Demasiado agotador para mí.
-No puedo creer que esté
con John Lennon. – Dijo abriendo su boca en una sonrisa plástica
y desaliñada.
Mi cara se deformó.
Eso me había asustado, es decir, estaba acostumbrado a escuchar eso, pero
ella era…rara.
Miré a mí
alrededor tratando de distraer la vista, había millones de chicas con las que podría
estar en este mismo momento.
No, esperen, ¿Por
qué mierda pensaba en Sadie ahora? Cuando tengo a una chica
hermosa…casi hermosa a mi lado.
-Ahm, chica…uhm,
¿Sophie?
–
Pregunté, ni siquiera recuerdo su nombre, Sadie está
demasiado metida en mi cabeza como para pensar en esta chica.
Sadie…Sadie, Sexy
Sadie. No sé qué tendrá que llama tanto mi atención,
tan fría, oscura, provocadora que no puedo evitar que mi mente se
llene de suciedad cuando estoy con ella. Tan prohibida.
-Soy Sephora. –
Respondió la rubia como si fuera lo más obvio del mundo.
-Claro, Sephora, era una
broma. – Ella sonrió encantada ante mi “broma”.
Rodé los ojos. – ¿Me esperas? Iré por un trago.
–
Me levanté sin ni siquiera esperar a su respuesta.
Necesitaba un respiro.
A lo lejos divisé
a los demás, estaba George hablando alegremente con la chica periodista,
Ringo hablando con otra chica. Sólo… no veía ni a Sadie ni a McCartney.
-¿Dónde
está Paul?. – Pregunté a Ringo, no quise arruinarle la diversión
a Georgie. Los ojos azules se posaron en los míos mientras él se encogía
de hombros.
-Ni idea. –
Respondió. No quise preguntar por Sadie, era demasiado sospechoso. –
Debe estar con Alice. – ¡Eso era lo que quería
oír!
Caminé hacia la
barra a pedir un trago con paso firme. Saludé a unas cuantas personas que fingieron
conocerme, le devolví la mirada a un par de bellas francesas,
y pedí un whisky a la vena.
Bebí insistente y
sin pausa. El ácido llevaba a mi garganta un ardor delicioso, adormecedor.
Ahogué el sentimiento que afloraba en mí sometido en
alcohol. ¿Rabia?, qué más da, buscaré alguna otra
entretención.
Las personas iban y venían,
admirándome y hablando cosas de mí. Intentaban mantener una conversación,
o simplemente un autógrafo. Incluso los más
exigentes y desvergonzados pedían que cantara un trozo de algún
éxito.
Patrañas.
-¡John Lennon!-
Grito una mujer de edad mediana acompañada de un empaquetado hombre con un
bigote ridículo. –Señor Lennon, es todo un honor conocerle-
Pronunció emocionada con un inglés mediocre.
-Que tal- Dije sin darle mucha
importancia.
-Oh Señor Lennon,
usted es la inspiración para nuestros hijos más
jóvenes
en nuestro hogar, y para mí también debo admitir…-Hizo una
pausa para sonrojarse y reír hacia su esposo- Me preguntaba si podría
cantar yesterday para mí y mi esposo, así podré
contarle a mis hijos que estuve con usted…-
La miré incrédulo
un segundo, ¿enserio esto debía ocurrirme a mí?
-Pero claro…
¿podría
pedirle a su esposo que la toque mientras lo hago?- La cara de ambos se deformó
por completo, horrorizada.-Vaya a hablar con el señor McCartney,
la puede ayudar mejor… ahora lárguese de aquí- Dije
sonriendo sarcásticamente.
¿Es que acaso hasta en eso el condenado
me llevaba ventaja?
Cuando esto no podía
ser peor, me encontré con el enemigo en plena función
de ataque.
“Maldito McCartney” Sostenía
la mano de la hermosa chica misterio, ella alegremente le devolvía
el acto. Venían caminando de un pasillo lateral del lugar. “No
puedo creer que McCartney lo haya hecho…”
¿Había conseguido a la chica Sadie?... claro
mientras yo fui un completo idiota como siempre. Merezco ese golpe bajo en las
costillas. Mi mirada y la de ella se cruzaron por un segundo. Mi expresión
era molesta, estupefacta.
-0-
-Debo admitir algo…-Dijo
George sonriendo a la alegre francesa de aspecto revolucionario.-Me encanta tu
acento francés, es muy dulce- La muchacha coqueteó con la vista
de vuelta y le sonrió.
-Tu acento también
es interesante, no es un acento inglés cualquiera ¿verdad? Suena
diferente, lindo, pero diferente-
-Somos de Liverpool chica,
somos del norte, nuestro acento es especial- Expresó mi amigo con
cierto orgullo en su sonrisa, o galanteo, una de dos.
Aún sostenía
la mano de Alice, de textura tan suave. Al parecer nadie lo había
notado hasta el momento. Me sentía como un quinceañero dando un
primer paso… ¿Qué tenía esta mujer de especial? Muchas cosas.
Al final de la velada George se ofreció en llevar a
Beaumont a su hogar. En cierta forma era extraño lo que me ocurría algo era
molesto en la forma de actuar de Harrison. Envidia sana supongo. Amelie era una
chica muy bella, y yo solía ser el Beatle guapo y galán, era la
marca de Paul... De que estoy hablando, la bella Alice me había permitido besar
sus labios, y yo accedí a aquello.
-0-
Cuando somos pequeños, nos enseñan
que todos somos unísonos. Que ante un tal señor -invisible- que se encuentra en
los cielos, todos poseímos la misma belleza, y somos partidarios de recibir la
misma cantidad de amor y atención. Además sutilmente, agregan que somos
perfectos, tal cual llegamos al mundo.
Cuando crecemos, pretenden que
hagamos cuenta de absolutamente todo lo contrario... Quieren que entendamos que
somos TODOS diferentes, y que la belleza del ser humano está basada en la originalidad de las personas. Nos enseñan que lo "que nos diferencia" de el ser
que está al lado nuestro, es lo que nos hace únicos y bellos... Esperen, ¿eso
no fue una forma de decir que a todos nos falta algo para ser perfectos?
¿Quien poseía esa belleza realmente,
acaso había un patrón o algo?, para mí esa conclusión simplemente es usada para
hacerte sentir mejor. Para que empieces a amarte a ti mismo tal cual como eres,
sin importar si sigues o no el condenado patrón.
Estamos bastante retorcidos. ¿Por qué
en el cine siempre eligen a las mujeres mas bellas?, dime, ¿por qué el
cantante de moda adolescente debe ser guapo?. Somos contradictorios con
nuestras tontas conclusiones.
La presión de esta sociedad tocaba mi
alma en lo profundo convirtiéndome en una especie de cristal vulnerable. ¿Por
qué las chicas más delgadas gustaban más, acaso no era suficiente con nacer,
eso no me hacia bella, unisona y perfecta?
La constante lucha contra el espejo
era agotadora. Traté de evitarlo tantas veces... Juro por dios que trate, pero
el condenado patrón me ganó.
Cuando introducía los dedos en mi
garganta, el dulce sabor de la satisfacción me saciaba. Una especie de
diversión extraña y bastante retorcida, me introducía a un mundo de
posibilidades... Un escape fácil y cobarde.
Al terminar mi ritual,
inexplicablemente me sentía mejor. Lucía mas cerca de mi meta, por ende a la
felicidad. ¿Los delgados y bellos eran felices? Tenia que descubrirlo.
Debía salir del baño ya, los chicos
sospecharían algo extraño en mí, no quería preguntas con falsa compasión
integrada, porque la verdad, ¿a quien realmente le importaba?
Me detuve por un segundo, limpiando
mis manos. Al ver lo que había hecho, la rabia comenzó a consumirme una vez
más. Las lagrimas insaciablemente empezaron a brotar de mis cansados ojos,
ahogaba el llanto en un movimiento rápido y efectivo. Cada ves más profundo, la daga entraba y salía de mis labios, mientras la sangre llenaba el estanque, contaminándolo con mis malditas inseguridades. Bebí un poco de agua, facilitaría
la expulsión.
-Sadie- Unos pasos dentro de la
habitación me paralizaron por completo. -¿Alice, donde estás? Ya nos vamos-
Justo cuando calmé mi llanto a
medias, John abre la puerta. Encontró a una chica con el alma desnuda,
indefensa. Una joven asustada, quien yacía en el suelo apoyada sobre sus
rodillas frente al estanque. Una apariencia denigrante, humillante frente al
señor Lennon, quien tuvo la suerte de calzar con el susodicho patrón.
Su mirada penetrante se posó sobre
mí, lo supe sin mirarlo de frente. Las lagrimas aún caían al suelo
desconsoladamente, no me atrevía a mirarlo en esta situación, no de esta forma.
El joven se arrodilló en frente mío.
Sin decir ninguna palabra, tomó mis manos y mi cara, limpiándome con un trapo húmedo. No me dignaba a mirarlo aún, parecía que el hecho de que me hubiesen
descubierto era realmente la razón por la que lloraba... El hecho de que él lo
hiciera.
Cuando levanté la vista el hombre me
miraba con una expresión rígida, bastante seria. Mi llanto comenzó a cesar
lentamente, mientras él solo me observaba paciente.
-Gracias John, ahora puedes irte...
Diles que voy en un segundo- expresé hablando lo más neutral que pude. La
expresión y la mirada de John no cambiaban en absoluto.
-Cuando te conocí...- Dijo mirándome fijamente -supe que se trataba de algo así...- carraspeó un poco su garganta
-Llevabas unas pastillas para adelgazar en la mano y... Lucías delgada, y
parecía que no dormías ni comías bien hace mucho, yacías en esa calle sucia
luciendo irreal. Ese fue el momento en donde llamaste mi atención. Tus ojos
tristones...- Volví a agachar la mirada -¿Sabes que eres irónicamente imperfecta verdad?...Maldita Sadie- Al decir esto golpeó con un puño cerrado el
suelo. Me empecé a asustar un poco.
John había cambiado su tono de voz a
uno enojado. - ¿y sabes lo peor de todo Sadie?- el hombre comenzó a acercarse a
mí peligrosamente, su mirada penetrante y sus cejas fruncidas eran extrañamente
atractivas, de aspecto duro, sus delgados y armoniosos labios fueron mordidos
fuertemente por sus dientes, mientras que su afilada nariz se acercaba mas a la
mía - Que eres malditamente sexy, y no se cuanto tiempo más aguantaré sin que
seas mía...-
Agilmente rodeó su brazo al rededor
de mi cintura, acercándome bruscamente hacia él sin dejar centímetro alguno
entre nuestros cuerpos. Su respiración agitada hacía eco sobre mi débil cuello,
el cual era besado con incesante pasión por el. Sentí que besaba y al mismo
tiempo suavemente mordía mi piel, inevitablemente haciendo que soltara un leve
gemido. Nuestros cuerpos empezaban a necesitar un poco más del otro, arqueé mi
cuello incandescente para hacerle un poco mas fácil el trabajo. Mi respiración
agitada arqueaba mi pecho también, presionándolo contra su cuerpo, parecía
gustarle bastante.
-¿John, alice, donde están?- la voz
de George resonó en la habitación afuera del baño. Me alejé inmediatamente de
él. Nos levantamos del piso rápidamente y me apoyé en el lavabo, fingiendo indigestión inteligentemente.-¿Alice, estás bien, que ocurre?-
-Nada George, no te preocupes, tenía
un poco de indigestión eso es todo, ¿verdad John?- Respondí sonriendo al
chico, entendió el mensaje indirecto y sonrió con sus malditos ojos seductores
de vuelta.
-Claro Sadie... Ahora salgamos de
aquí, antes que me sofoque- Dijo suspirando fuertemente y palpando sus rojas
mejillas- uff, esta mujer es buenísima- bromeó sonriendo a su amigo. Golpeé
su hombro fuertemente. George solo rió a lo que ocurría.
Hoy día se trabajaba. Empezaría mi
debut laboral y yo haciendo estupideces desde el primer día. Debíamos ir a un
estudio de fotografía en el majestuoso París. Amelie me ayudaría en todo lo que
no sabia -no sabia nada- para que yo estuviese tranquila. Beaumont haría
entrevistas personales de cada uno para conocer mejor a sus clientes,
suponiendo que no tenía cercanía alguna con Georgie.
Esperaba pacientemente, con unas
carpetas en la mano... Supuesto material, para lucir más profesional. Mientras
que la banda era peinada y maquillada. Sus peinados debían ser retocados. A pesar de que los chicos habían decidido dejar crecer su cabello unos centímetros.
-Amelie
Beaumont, ¡bonjour mon chèri!- La francesa con su cabello rubio bien
puesto sobre su cabeza, sonrió ante mi saludo. Mi intento de francés era fatal.
-Alice, ¿como estás, por qué
demoraron tanto? Todos estaban histéricos aquí. Los franceses somos muy
puntuales, pero pensé que los ingleses no eran la exepción-
-Lo siento, he aquí una chica de
Nueva York. Siempre corremos a todas partes-
-Bueno, como sea, empecemos- Amelie me pasó material para que comenzáramos.
Tomamos algunas fotografías primero. Diferentes ángulos de los chicos tocando.
En particular había una de Paul en la que estaba centrado
en su trabajo. Lucía adorable realmente con sus lindos ojos avellana. El beso
de McCartney seguía dando vueltas en mi cabeza, incesante.
Me senté un segundo mientras Amelie
preparaba su entrevista. En eso se acercan los cuatro chicos a nosotras.
-Señorita Beaumont, ya puede empezar-
indicó Brian. La chica asintió y observó un momento a los chicos, uno por uno.
-Muy bien, empezaremos con Ringo
Starr, por favor acompáñeme...- Dijo la joven amablemente y Ringo la siguió.
Entonces George vuelve a las guitarras y Paul se acerca a mí inmediatamente.
John mira de reojo, con un dejo molesto.
-Te ves bellísima hoy- Besó mi
mejilla- ¿Cómo estás?-
-Bien Paul, aunque debo admitir que
un poco asustada con todo esto-
-Paul, volveré con George, pienso que
deberías hacerlo también- John expresó con voz autoritaria. Paul cambio su
expresión coqueta por una seria.
-Ya, tienes razón... Nos vemos
después- Me guiño su ojo avellana y comenzó a caminar. Entonces John quien lo
seguía por atrás pasa por mi lado y susurra en mi oído.
-Aun tenemos una conversación
pendiente Sadie, no te escaparas tan fácil- Su voz grave tan cerca de mi piel era
peligrosa. Estúpido Lennon.
-0-
Me acomodé en el asiento en frente del
escritorio. Amelie Beaumont ordenaba unos cuantos papeles hasta que empezó a
hablar. Tenía una grabadora al lado de mis manos, para facilitar la entrevista
supuse. La grabadora comenzó su trabajo.
-Bien, Buenos días Paul, soy Amelie Beaumont
de Le Monde, gracias por venir sr. McCartney-
-Buenos días srta. Beaumont, gracias a
ustedes por elegirnos-
-Bueno, comenzaremos con preguntas básicas-
Amelie comenzó a hacer su trabajo. Su expresión era bastante seria y profesional. Su cabello rubio lucía muy real, un
peinado casi perfecto. Yo respondía todas sus preguntas lo mejor que podía, me
agradaba esta chica, algo armonioso en su mirada.
-Bien, estamos terminando Paul- Dio un
respiro profundo y susurró algo que no alcancé a escuchar- Paul, ¿Las canciones
del próximo álbum serán...?- La chica dejo de hablar por un momento, cerró sus
ojos y respiró profundo reiteradamente.
-Amelie, ¿estás bien?- pregunté a la joven.
-Sí... Si no te preocupes, necesito un
momento eso es todo- Puso la grabadora en pausa y puso sus pies en alto sobre
una silla.
-¿Qué ocurre Amelie?- Su piel estaba pálida,
comencé a asustarme.
-Luego te explico Paul, por favor ve por mi
bolso, allí hay unos medicamentos, también un recipiente con sal...- Al
terminar de decir esto, se desvaneció en su asiento, cayendo por suerte hacia
el escritorio.
¡Amelie se había desmayado! Empecé a
desesperarme, ¿que debía hacer?, me paré de mi asiento y empecé a aventarle
aire con mis manos, mientras sujetaba su cabeza.
-¡Ayuda! Por favor, ¡que alguien venga!-
-¿Qué ocurre Paul?- llegaron unas personas de
producción junto a Alice y los chicos.
-¡Levanten sus piernas, y póngale un poco de
sal en los labios!- al parecer alguien sabia del asunto, mientras yo me sentía
un completo inútil, viendo a la chica desmayada.
-Paul, ¿qué rayos hiciste?- preguntó Ringo
con los otros dos pares de ojos sobre mí.
-Nada, enserio... Estábamos hablando y se
empezó a sentir mal y...-
-Estúpido McCartney, parece que llevas la
mala suerte a las personas- Dijo Lennon divertido, mientras las personas
corrían de un lado a otro.
-John, no es tiempo de mofarse, el incidente
es responsabilidad nuestra, pase lo que pase...- George lucía muy preocupado,
es más, lucía asustado. Intentó acercarse pero le fue imposible.
Amelie abrió los ojos lentamente, luciendo
desorbitados aún. Me acerqué junto a George inmediatamente, arrodillándome en
frente.
-Amelie, ¿me escuchas?- La joven sonrió dificultosa, pero sonrió en
fin. Nos miramos por un segundo y luego me percaté de que había más personas al
rededor, y una sensación extraña me invadió. George lucía serio. Dios... No
quería que pensara que intentaba algo con su chica, después de todo parecían agradarse mutuamente y bastante.
Beaumont
sufría de una enfermedad cardíaca, más bien una condición de vida, como ella lo
llamaba. Su corazón no bombeaba la suficiente sangre, por lo tanto al bajar la
presión de esta, la circulación se iba hacia las piernas, causando desmayos.
George
la sostuvo mientras estaba convaleciente. Sostenía su cabeza sutilmente, con un
cuidado tal como el de un ladrón a su botín. Fijaba sus ojos en ella de una
forma tranquilizadora que hasta a mí me contagiaba.
-Tranquila,
está todo bien…- Acariciaba su cabello, mientras ella yacía en unas sillas
acomodadas del estudio. Se había puesto protector hacía la pequeña francesa. La
joven le devolvió la mirada, con los pies un poco más sobre la tierra, una
sonrisa bellísima.
-Gracias
George, creo que debemos seguir…- La interrumpí mientras intentaba sentarse.
-No,
no tranquila. Luego seguiremos, creo que lo mejor es que descanses-
-Yo
también pienso lo mismo… Alice debería seguir con su tarea ¿no?, podrías
entrevistar a Paul, Sadie, ¿te gustaría?- Saltó el mismísimo de repente pasando
un brazo por los hombros de la chica, con su típica mirada burlona hacia mí.
-Alice
también descansará, John. Ahora vamos, necesitamos seguir ensayando, a este
paso nos tiraran fruta podrida- Los demás hicieron caso a mi declaración y
volvimos al trabajo.
-0-
-¿hola, puedo pasar?- Paul se encontraba en
el marco de mi puerta, tan galán como siempre. Un exquisito aroma inundó mis
sentidos cuando se acercó a mí.
-Adelante- Terminé de peinar mi cabello y me
levanté de mi cómodo asiento.
-¿Cómo estás Alice, te estás divirtiendo, o
ya quieres huir a Nueva York?- preguntó sonriente.
-Estoy excelente, creo que me explotan un poco
en el trabajo, pero el resto es maravilloso. Nada que un buen cigarrillo no
pueda aliviar- Sonreí de vuelta y prendí un largo cigarrillo elegante, el cual
era digno de los años cuarenta en esta bella ciudad, recurrido por las damas de
renombre, y porque no decirlo, las que llevaban una vida fácil y nocturna. ¿No
sé si me explico?
-Estupendo entonces... ¿Te gustaría salir
conmigo esta noche?- Que bellas habían sonado esas palabras. No me preocupé por
que pensaría por mí reacción, simplemente acepté sin decir más.
Bajamos juntos el ascensor y llegamos al piso
uno. Salimos del hotel por la puerta trasera por supuesto. Estaba helando en
París, mi abrigo rojo cubría mi cuerpo dejándolo cálido, exceptuando mis manos,
estas eran frías. Paul llevaba un largo abrigo negro, y una bufanda encantadora
de color rojo, hacía juego con mi atuendo.
Si las noches en París fuesen así siempre,
juro que podría quedarme aquí una vida entera, más si la compañía es grata.
Cuando estábamos juntos no era necesario decir mucho, todo era justo y necesario con nuestra mirada. Su nariz pequeña estaba ruborizada por la fría noche
que caía sobre nuestras cabezas.
Y en un acto instintivo, como siempre, Paul
toma mi mano dulcemente.
-Alice… te quiero- Dijo en un susurro, el
cual sonó tan bajo que fácilmente se perdió en la oscura noche, pero dentro de
mi pecho retumbó tan fuerte que la sangre fluyó hacia mis mejillas rápidamente.
Me detuve en seco, y tomé sus mejillas, redondeandolas con las yemas de mis dedos. El joven romántico sube una de sus manos hacia mis labios, los acaricia
suavemente con la punta de aquellos, formando una sonrisa en mí.
Paul me hacía feliz... muy feliz, y era justo
lo que necesitaba para dormir tranquila esta noche.
Y eso es todo por hoy. Alice como siempre, dejándose querer(? ... la verdad yo tampoco sé que haría en esa posición, tan cerquita de este guapo de aquí arriba ^ es para pensarlo un poco. Y con John... ay dios mio. jajajjajaja
UN ABRAZO Y MUCHOS CARIÑOS PARA TODAS <3 me gustaría saber de donde son, su beatle favorito... aunque por los comentarios ya me pude dar cuenta jiji y por sus apellidos respectivos xd no se para conocerlas mejor :3 cualquier cosa que quieran decir. jijij
Un beso y hasta prontito! yo creo que apenas termine de escribir el nueve subo xd así como voy. <3
PD: Amelie Mella, salí yo :3 te extrañareeeee :c vuelve por los conces.