2
9 am de la mañana, el sol
entraba por la ventana. Debía levantarme, sabía que debía, pero el sueño me
ganaba.
-Buenos días- dijo un cálido
Ringo entrando a mi habitación.
-¿Qué tal? ¿Cómo estuviste
anoche Rich? Supe que saliste de parranda y no volviste hasta hace poco,
supongo por tu cara de zombie, aunque siempre llevas la misma de todas formas-
Dije levantándome de golpe y tomando un sorbo de mi café matutino, puse una
bata alrededor de mi espalda.
-Que dulce Lennon. Sí, la
verdad es que fui a un bar de mala muerte, era extraño, quedaba cerca de
Queens. Habían bastantes palomas, chicas muy bellas debo decir- Hiso una pausa
y bebió de su te de limón.-Pero después todo se puso asqueroso, un chico gay, y
dos chicas más atacaron a Rory Storm, ¿te acuerdas de él?- Hice un gesto de
negación, la verdad es que tenía pésima memoria.
-Como sea, el rubio alto. Una
de las chicas le disparó en el brazo, y luego salieron corriendo. La policía
los busco por todas partes, pero huyeron.- Me asombré y abrí los ojos como
plato.
-¿Cómo dices? ¿La chica le
disparó?- Ringo asintió. –Debió haber sido una fiera, ¿era linda?-
-Eres un idiota Lennon, pero
la verdad es que sí, era delgada pero poseía curvas, su cabello era negro y
largo, andaba con una chaqueta de cuero y una camisa abajo desabrochada, andaba
con unos jeans ajustados, sí, era muy guapa, atrapaba la mirada de todos-
-Yo quiero una de esas- Ringo
sonrió y movió la cabeza hacia los lados por mi comentario. Miró un segundo por
la ventana del Hotel.
-Deberíamos salir hoy,
podríamos ir a alguna tocata, no lo sé, darle un toque ingles a estos chicos-
-Si hay chicas que disparan a
estrellas de rock, y usan jeans ajustados, voy contigo-
-Excelente- Dijo Ringo
saliendo de la habitación.
El maldito resto del día fue
tan aburrido, agotador, y todos los malos adjetivos. Entrevistas con algunos
periódicos por la mañana, a medio día se nos ocurrió parar en el hotel para
almorzar. Para nuestra mala suerte no nos percatamos de que estaba lleno de
fans afuera de este. Entramos por la puerta delantera, y la gente se nos
abalanzó encima. Fue terrorífico la verdad, no se lo doy a nadie. Sentí que moría
en el segundo que empezaron a jalar de mi ropa, imaginan lo que se aproxima.
Cuando al fin encontré un momento de paz, fui
a mi habitación y me senté frente a una ventana que daba hacia la ciudad, tomé
mi guitarra, mi hermosa guitarra y empecé a tocar algunos acordes.
-“Sol, no, no La, ¡eso es!, Fa
menor sostenido, me agrada…”- pensaba para mis adentros.
Tenía una canción escrita,
necesitaba la música. La titulé Help, porque de verdad era un grito de ayuda,
la canción reflejaba lo que ocurría ese momento.
-“When I was younger so much younger than
today, I never needed anybody…”- Paul entró por la puerta.
-¿Qué haces cariño? ¿Porque no
me invitaste a la fiesta?- Se sentó al otro costado de la cama sonriente. Nos
encantaba componer juntos, es más, era glorioso. Cada nueva canción parecía más
emocionante.
-Toma esta aberración. La
escribí ayer, y necesito de tu cabeza hueca para la música-. Paul comenzó a
leerla mientras yo tocaba los acordes que acababa de elegir. Comenzó a cantar
la primera estrofa sobre los acordes que yo tocaba.
-Dale más fuerza Lennon, está
muy lenta aún, se supone que pides auxilio- Aumenté la intensidad de la
guitarra.
-De eso hablaba, me agrada,
continua- empecé a tocar otra secuencia de acordes.
-Help me if you can, i’m feeling down, and I’ll
do appreciate you’ll be around- Canté sobre los acordes.
Fué un largo camino, me caí
como diez veces, pero sí, la terminamos esa misma tarde. No me gustó el
resultado inicial, pero había tiempo aún para editarla.
-Qué harías sin mí- afirmo en
forma de interrogación McCartney sonriendo, con esa típica sonrisa pícara que
lleva. Golpee su hombro con un puño.
-Y bien, saldremos a conocer
New York, ¿o son muy nenas para eso?- Ringo entró a la habitación hablando como
si debían escucharlo en China.
-Si no gritas en mí oído a la
próxima, todo sería más agradable- respondió Paul.
-¿Qué esperas Paulie cariño?
Rich cuéntale lo de anoche, suena interesante recorrer esta ciudad después de
tu historia- Paul miró atento a Ringo quien le conto lo de la chica sexy que
llevaba un arma.
George se unió a nosotros, y
nos subimos a un auto polarizado. Era prudente mantener discreción, no
queríamos repetir lo del almuerzo. Ringo iba al volante mientras sostenía un
cigarrillo. Las ventanas abiertas hacían corrientes de aire, entraba un frio
pero refrescante viento.
-¿Te apetece uno?- De mi
bolsillo saqué otro cigarrillo, no precisamente de tabaco.
-¿No crees que es muy
temprano?- miró Harrison intrigado, mientras yo armaba mi cigarrillo.
-Nunca es demasiado temprano,
ni delgado, ni rico, ni famoso, mi pequeño amigo- Aspiré el fragante humo el
cual inundó mis pulmones de su relajante y alucinante afecto. Subí el volumen
del auto al máximo, y abrí las ventanas para que entrara ese refrescante
viento, sensación de libertad. Paul desabrochó un par de botones de su camisa,
y desordenó un poco su perfecto cabello, de mi mano sacó un cigarrillo. Acerqué
el fuego hacia su boca y me respondió con un guiño en agradecimiento.
Anduvimos un par de calles más
y aparcamos en un bar oscuro, según Ringo aquí siempre había un buen ambiente,
las chicas gritonas no frecuentaban, y podríamos beber tranquilos, sin la
maldita presión de la prensa.
-Quiero ver la cara de Epstein
cuando se entere de esto- Dije burlesco.
-Quiero ver tú cara cuando
Epstein se entere que eres el culpable de esto- Respondió Paul, solté una risa
falsa con un extraño acento alemán.
Entramos al lugar, la música
sonaba tan fuerte que retumbaban las paredes. Una banda de rock tocaba en el
escenario, la gente parecía disfrutarlo bastante, jamás había oído de ellos,
pero tenían buen sonido, un poco pesado para mi gusto, pero sonaban bien. En la
barra habían dos chicas de extraña procedencia sirviendo los tragos, no me
gusta juzgar a la gente así, pero las chicas llevaban poca ropa y mucho
maquillaje, es inevitable pensar así.
El lugar era oscuro, solo era
alumbrado por unos candelabros en la pared. La gente comenzaba a bailar.
Elegimos una mesa cerca del escenario que se encontraba a un costado, una chica
se acerca a nuestra mesa.
-Hola amores, ¿que llevan
hoy?- La mujer fijó los ojos en mí, quien parecía estar más despierto que
cualquiera de los otros tres.
-Whisky para mí, ¿qué quieren
ustedes par de ineptos?- Los tres me miraron de golpe con cara de asustados,
George atinó a decir algo.
-Whisky para mí también por
favor- La chica anotó en una pequeña libreta, sin sacar sus ojos de los míos.
-Hola, cerveza para mí, para
él también por favor, muchas gracias- Dijo Paul con su infaltable
caballerosidad y elegancia inglesa, Ringo parecía mirar hacia un grupo de gente
conocida, tenía la atención en otra parte.
-Muy bien- Asintió la chica,
cuando terminó guardó su libreta en un bolsillo delantero-Sr. Lennon, si no es
mucha molestia me gustaría pedirle algo- Titubeó la chica algo nerviosa.
-Hable- Dije sin más interés.
-¿Podrían cantar algo en el
escenario? Lo que ustedes deseen, sin compromiso, prometo que el jefe pagará lo
que sea- pronunció con la voz más temblorosa aún, aguante una pequeña risa
causada por su notable estado de shock. Decidí jugar un momento.
-Bueno, no lo sé, ¿que podrías
ofrecerme tú primero?- Puse mi mejor mirada en ella, las mejillas de la
muchacha se ruborizaron a más no poder, Paul saltó a la ayuda de la pobre.
-Lo siento por eso, el Sr.
Lennon dejó su cortesía en casa- Sonreímos cómplices.-Bueno chicos, ¿qué
dicen?- preguntó Paulie.
-Supongo que un poco más de
trabajo no nos hará mal después de todo- Dijo Ringo con cierto interés, se nos
acercó un poco más para decir algo que no debía escuchar la chica.
-Está Bob Dylan allí, quizás
sea bueno no sé, que conozca nuestro trabajo- Dijo señalando con la mirada al
grupo de gente que estaba pendiente hace unos segundos. No lo pensé dos veces,
y dije ¿Por qué no? A nadie le hace mal un par de conocidos en esto que es el
mundo de la música, siempre hay alguien nuevo de quién recibir inspiración.
-No se diga más- Me levanté de
mi asiento llamando la atención de mis compañeros.
-¿Qué haces? Espera un poco
hombre, quiero mi cerveza primero. Muchas gracias señorita, dígale a su jefe
que podemos cantar algo, tenga la amabilidad.- Dijo Paul, haciendo que vuelva a
tomar asiento.
-¿¡Es enserio!?- Noté la
felicidad en sus ojos –Es decir, muchas gracias Sr. McCartney, mi jefe estará
muy feliz- arregló, con el mismo nerviosismo de hace un rato. Paul asintió con
un guiño haciendo ruborizar un poco a la chica, luego se fue por los tragos.
Volví a hacer una mirada
general del lugar. En dos mesas más allá había un grupo de chicos de color, fue
inevitable mirarlos. Llevaban coloridos trajes, camisas de amarillo
incandescente, las chicas llevaban escote y faldas de colores vivos, felices.
En una esquina había un grupo de chicos bailado y riendo, eran jóvenes de bien
por lo que se veía, llevaban trajes caros y joyería.
En particular hubo una persona
que llamó mi atención.
Una paloma fumaba un
cigarrillo sentada en una mesa, un poco vulgar para mi gusto, pero algo hacía
que el conjunto de cosas que alcanzaba a ver en ella la hicieran completamente
hermosa.
Dejaba caer unos mechones de
cabello oscuro por sus hombros. Su cabeza ladeada observaba no sé, quizás su
cigarrillo, no lo sé, pero se veía tan concentrada en su propio mundo, tenía la
mirada completamente perdida, ida. Fascinado, me acomodé en mi asiento y bebí
un sorbo del trago que me acercó la mesera, luego encendí un cigarrillo,
mientras los chicos hablaban de cosas banales.
Me estremecí por un segundo,
sentí como sus ojos pasaron ocasionalmente por los míos. “dios, debe pensar que
la observo, no quiero parecer desesperado o algo” pensé para mis adentros.
Esperé unos segundos a ver si
volvía a mirarme, nunca lo hiso. Fue realmente triste porque enserio anhelé que
lo hiciera, es más, intensifiqué las miradas hacia ella, se convirtió en algo
constante, lo único que conseguí fue desesperarme e impacientarme más. Mis
manos comenzaron a sudar, “qué diablos me pasa” pensé.
La chica se levantó de su
asiento y tomó la mano de una chica rubia, quien era muy bella también, pero
era bella de un modo diferente, de un modo común.
Comenzaron a bailar perdidas
en el compás, ella movía su oscuro cabello largo de un lado a otro de una
manera armoniosa, cerró sus ojos. En ese momento trataba de descifrar en que
pensaba, que sentía cuando movía sus pequeños pies, levantaba sus manos hacia
la altura de la cabeza y luego las bajaba lentamente en forma de espiral al
ritmo de la música, meneaba su cabeza al ritmo de esta. “¿Por qué bailará de
esa forma?”, me limité a observarla por un rato, di otra calada a mi
cigarrillo. Debí haber estado perdido en la fascinante criatura al menos unos
cinco minutos seguidos, era cautivadora, dulce.
-¿Lennon, que te pasa ahora?-
Preguntó George entre risas, mis compañeros estaban teniendo un buen rato con
sus vasos al parecer.
-Nada, hace un poco de calor,
eso es todo- Mantuve mi seria expresión, mi mirada fija en la chica, pase mí
incomoda mano por mí cabello acomodándolo un poco y limpiando un poco el sudor
que había provocado esa extraña situación, pasé el dedo por el cuello de mi
camisa, haciendo un poco de aire.
-Si claro, como sea, mejor ve
pensando que harás para rockear este sitio esta noche porque somos los
siguientes en subir amigo-
-Dios, ¡George! Podrías haber
dicho antes que cantaríamos-
-No es mi culpa que seas tan
despistado, ahora cambia esa cara de muerto- Golpeó mi hombro haciéndome
reaccionar.
En ese momento mi mundo cambió
de dirección, di un giro en trescientos sesenta grados y volví a mi lugar. Me
estaba mirando, al fin tuve lugar en el universo para ella, claro que exagero
un poco, porque solo fueron un par de segundos, luego volvió la mirada hacia la
rubia tonta.
-0-
-No vas a creerme si te digo- Dijo Rachel con ojos de
plato, me asusté un poco, por un momento pensé que era el rubio alto del otro
día, pero luego pensé que no podía tener tanta mala suerte, es decir, por algo
sigo viniendo hasta aquí. La música sonaba bastante fuerte y me estaba
empezando a marear, también había olor a comida, lo que empeoraba mi situación,
necesitaba un cigarrillo rápido.
-¿¡Qué ocurre!? Odio esos ojos, pareciera que hubieses
visto a un muerto, no hagas eso más por favor-Rachel sonrió, y cambió de
expresión.
-Lo siento, quería darle un poco más de emoción al
asunto- Sonreí devuelta.
-Está bien, estúpida, ¿qué pasa?- Expresé con mi notable
amor, no enserio, sí le tenía mucho cariño a esta chica.
-los Beatles, como puedes ver, están justo sentados allí-
Señaló con su dedo índice y sus uñas mal pintadas la mesa en donde se
encontraban los chicos.
-Claro, los vi hace como diez
minutos, Bob Dylan está por allá. Me extraña Rach, sabes que no me interesan en
absoluto esos tipos, la única manera de hacerme gritar sería que Mick Jagger me
invitara a salir o algo parecido- Era fan de los Rolling Stones, los Beatles no
llamaban mucho mi atención, y es que encajaban más con mi faceta de chica ruda
y cruda que quería dar a demostrar.
-Lo que pasa, es que tú no
estas entendiendo. Los Beatles están allí y están mirándonos, justo en este
momento- Logramos hacer una extraña maniobra de baile dejándome a mi mirando
hacia la mesa de los chicos.
Ahí estaba, me encontré con
unos ojos helados como piedra, y una expresión de muerte, “¿Qué tendré encima?,
¿me habré manchado?”, paso por mi cabeza. Hice una rápida inspección por mi
ropa, y no, definitivamente no era eso.
John Lennon estaba mirándome,
de pies a cabeza, “Está bien, todo está bien, respira hondo, no pasa nada”.
Empecé a ponerme nerviosa, enserio era intimidante, su mirada consistía en una
envoltura muy penetrante, como una daga directo al pecho, sin embargo me
gustaba eso, de verdad me agradaba. Volví a tomar la compostura, una chica como
yo no sé derretía frente a la mirada de un hombre, menos de una estrella de
rock & roll. Puse la frente en alto y volví la mirada a Rachel, como si
nada hubiese pasado, como si no hubiese estado en las nubes por cinco segundos.
-Debo tener un buen trasero,
¿no crees?- Sí, lo sé, fue el comentario más desatinado que se me ocurrió en
ese momento, no era hora de mis sarcásticas ni vulgares bromas.
-Chica, si yo fuera tú, ya
estaría en el piso desmayada, esperando que Lennon venga por mi rescate-.
-0-
Subimos al escenario. Mire al
público, todos nos aplaudieron como siempre, sacaban fotos como locos, “¡Son
The Beatles!”, se escuchaba a decir a la gente emocionada. Ringo se sentó
frente a su batería, Paul acomodó su bajo, George y yo tomamos nuestras
respectivas guitarras y comenzamos a tocar.
-Bueno, la siguiente canción
que nos gustaría cantar se llama “Twist and Shout”- Con la misma picardía de
siempre agitamos nuestras melenas. Las armonías y los gritos melódicos de los
tres retumbaban en los muros y vidrios del bar, la gente aplaudía y bailaba
como siempre. Las pocas chicas del lugar gritaban y lloraban, como solía pasar
en los shows, pero cuando busque a la pequeña pesadilla, no hacía nada más que
fumar un cigarrillo sentada en la misma mesa desde hace un rato, mientas con
sus ojos cerrados movía la cabeza al ritmo de la mano de Ringo, incluso de vez
en cuando, movía su cabeza imitando nuestros movimientos, me estremecí por un
segundo. Amaba a esa chica.
Hola, me caes mal pero me gusta tu wea, síguela porfavor, o si no, te golpeo :c <3
ResponderEliminarestupida 77 solo por que eres tu la seguiré. <3
Eliminar