The beatles

The beatles

Cuéntame sobre la historia...

Alice vive en el país de las maravillas, sí, justamente en aquel donde ocurren cosas increíbles. ¿Qué fue lo entretenido de vivir en los 60's? ¿Fue el Rock & Roll, o el LSD? Esta es la pregunta que se realiza la protagonista, y que pretende hacernos conocer. Una chica Neoyorquina, algo problemática, tiene suerte, mucha suerte. Estuvo en el bar indicado, con las personas indicadas. Y esa misma noche conoce a quien no dejará de conocer jamás, un revolucionario enjaulado, Lennon. ¿El sarcasmo de Lennon y el ácido de Alice lograrán mezclarse algún día? Preguntemos a Sadie.

martes, 15 de abril de 2014

Capítulo 14 - *You Won't See Me*

Hola bellas, Cata subiendo, como pueden ver. Muchas gracias por leer <3 ¡son las mejores del universo! espero les agrade el capítulo. Sadie muere en este capítulo... 

jajajaja ¡Es una broma! y tu piensas, si Cata, que chistosa (? parece que no nací con el don, pero bueno bellas. Esto fue el resultado de un par de noches de desvelo, y uno que otro viaje desde mi casa hasta el colegio, sí :( necesito más tiempo libre. 

14



¿Sadie?

Abrí los ojos asustada. Juré haber sentido su pesarosa presencia, sus agiles ojos sobre mí, la sonrisa de idiota que siempre lleva y su voz poderosa.

Me levanté del suelo con dificultad, arreglando la falda negra. Camine unos pasos fuera del baño, tomando todas las fuerzas que pude, desde lo más ínfimo.

Limpie mis tristes ojos y extrañamente... Sonreí. Lo hice como si fuese la primera vez, como quien saborea un delicioso manjar, o quien respira la brisa fresca del alba luego de una noche incontenible.

Sonreí como si estuviese contenta... Lo hice con decisión, pero con cordura. Sin abusar de los externos positivos, nunca abuso de ellos, más bien me privo, así cuando tengo un día de mierda no me quejo de caídas interminables.

Después, cuando ya había repetido la situación en mi cabeza, unas cuantas veces para acostumbrarme al proceso, sonreí por él.

Sonreí por su sonrisa, lo hice por sus labios... Su preciosa forma de mirarme. Me hace sentir seguridad, confiar en situaciones ridículas que sé que no viviré... Pero el, logra que guarde ilusiones, de que quizás, en algún momento de nuestras vidas hipócritas podamos, ¿sonreírnos?

Lo veo en todas partes y en cada momento incoherente de mis días. Y me hace feliz, me hace feliz el hecho de verlo, en mis profundos paralelos.

Sostuve un mechón de cabello mientras miraba mi receloso rostro en el reflejo del espejo. Lo pase por detrás mis orejas. Y en ese momento supe que sonreí por él, por nada más ni nada menos, el chico de las gafas y la guitarra afilada en su esplendor, ese maldito codiciado por todas esas... Dios, ya no puedo, no puedo seguir de esta forma.

Quizás me enamoré muy pronto...

-¿Sadie?

-"¿Qué mierda, por qué esto me ocurre a mí?, déjame tranquila de una vez, no puedo creer que te aparezcas así, como si nada me pasara... Déjame tranquila de una vez por todas".- Hablaba por lo bajo.

-¿Estás bien?

El chico estaba apoyado en el marco de la puerta, con la mirada confundida. Ahora sí, la he jodido completamente. Su nariz puntiaguda y alargada me apuntaba.

Me quede estupefacta frente a él, con ojos de plato y expresión de psicópata.
Simplemente atine a empujar su supuesta imagen, aventarlo fuera de aquí. Un frio recorrió todo mi cuerpo terminando en mis manos, podía sentir su pecho al sostenerlo para aventarlo lejos de mí. Un sentimiento de terror me inundo, "¿qué me pasa".

-¡Alice! Está bien, soy solo yo, ¿qué mierda te ocurre, me puedes decir que te hice para que me trates así?

-Paul...

-No lo sé, enserio no te entiendo... ¿Cómo pides que desaparezca de tu vida? Alice...

En ese momento ya había roto en llanto sobre sus brazos. Un llanto desesperado, entrecortado, estaba aterrorizado. El joven acariciaba mi cabello.

 Su olor me reconforta muchas veces, me entrega indicios de paz. El aroma que brotaba me recordaba a un imbécil que se marchó, el esposo de mi amada madre. Sin embargo me hace sentir segura, fuera de peligro. 

Me abrace fuerte hacia su cuerpo.

-¿Alice? Ahora dime, ¿qué pasa?

Miré el rostro de John, mientras acariciaba sus suaves manos... "¿John? Mierda, algo está mal aquí".
Entonces dejé de llorar, de lagrimear como imbécil, y abrí los ojos redondos. Impuse una sonrisa perturbadora sobre mis labios, mientras Paul seguramente se preguntaba en que mierda pensaba cuando decidió traerme hasta aquí con él.

-Oh, vamos, deja de jugar... No he tenido un día muy bueno, no estoy para estupideces Alice, por favor, ya no eres una niña ¿podrías dejarlo simplemente y decirme que pasa?

Paul comenzaba a perder la paciencia

-Quiero ir con Rachel...

Dije casi inaudible.

-¿Qué?

-Quiero ir con Rachel...

Mierda, estaba enojado, complemente molesto. Odiaba las cosas que hacía, porque simplemente no las entendía, ni siquiera yo era capaz de hacerlo.

-Bien, iremos con ella. No te preocupes.

El me abrazó aún más fuerte, entregándome todo su calor. "¿Qué diablos ocurre conmigo"
Arribamos en la berma del hotel de los chicos. Paul mantenía las manos en el manubrio, con la vista rígida hacía en frente.

-¿Llegarás hoy?

Me preguntó

-No sé.

Frunció sus labios, lamentándose. Cambio la vista hacia mí, queriendo decir algo a través de ellos.

-Bueno, yo estaré en casa temprano... En casa grande, estaremos todos allí esta noche, celebraremos algo... Por si quieres venir.

Asentí con una media sonrisa, besé su mejilla y salí del auto. "Casa grande" debía ser el hogar Beatle, o algo así. Estas personas con dinero suelen poner sobrenombres a sus viviendas.

Arranqué rápidamente de ese lugar, me incomodaba que Paul me mirara de esa forma: Comenzaba a creer que nada estaba bien, que me estaba volviendo abruptamente inversa.

Toqué la puerta de la habitación tres veces. Frente a mis ojos se encontraba un pasillo oscuro y frio, melodramático. Un olor a humedad brotaba desde del gastado papel comural que forraba las paredes, con un diseño floral bastante anacrónico.

Tony abrió la puerta de la habitación.

-Creíamos que ya no venías preciosa... he aquí tu recompensa, disfrútala- Alzó una copa con contenido de alcohol dentro de ella, brindando por mi llegada. Un exquisito aroma a tabaco de vainilla y a pastelillos de chocolate inundaba la habitación.

La rubia se percató de mi expresión, la cual desgraciadamente, conocía perfectamente.

-¿Todo bien?

-Perfectamente- Hubo una pausa -¡Bien! celebremos su llegada.

Una, dos, tres, seis vasos de vodka de naranja. Todo era color rosa allí dentro, la risa del chico amanerado se escuchaban hasta el primer piso del "hotel", dejando a la imaginación de las personas que transitan afuera muchas cosas.

-Ahora, ¡mueve esas caderas chica!- Inquirí patéticamente, mientras meneábamos la cintura en torno a los Stones, a todo volumen por supuesto. Una radio bastante polvorosa venía en el paquete, el "kit" del hotel. 
Cabe mencionar, que con suerte el baño poseía papel higiénico.

Rachel reía descontroladamente, meneándose hacia los lados. Tratando de mantenerse en pie mientras danzaba ridículamente. ¡Que borracha era esta chica!

-Alice, no hagas eso jamás otra vez, por favor, por el bien de la humanidad.

Caí sobre el sillón desgastado, de color beige desteñido. Di un resoplido, tomando un poco de aire.

-¿Y si vamos a Casa Grande?- Recordé lo que Paul había mencionado.

-¿Qué rayos es Casa Grande?- Preguntó el joven, tratando de parecer sobrio.

-La casa Beatle, supongo...- Ambos me dirigieron una mirada indescifrable.

-Pues... quizás no nos aceptan, y nos sacan a patas... no sé Alice, no deberíamos asistir a donde no nos quieren.

Jamás hago caso a las advertencias. Mark se encontraba esperando fuera del hotelucho de cuarta. Rachel retocó su típico peinado rubio con cardado, yo mi cabello oscuro con ondas, y bueno Tony... Tone quería lucir Mod, dejaba su cabello largo.

El rock & roll se escuchaba desde fuera del gran portón, el cual no dejaba ver ningún detalle de la mansión. 

Los chicos tenían una fiesta, y al parecer en grande... "claro, me va a tirar donde mi amiga, y el sale de farra, eres increíble McCartney".

Mark habla con uno de los guardias, al otro lado del gran portón. La persona asiente por radio, y libera la entrada.

Los tres nos caímos de espalda al ver lo que teníamos frente a nuestros ojos. Unos cinco pisos de alto, con ventanales gigantes al típico estilo inglés. "¡Estos viven en un castillo!.

-Sencillos...- Inquirió Tone, ambos sonreímos con cierta astucia y complicidad. Parecía ser una noche estupenda para hacer alguna de nuestras estupideces.

Caminamos hacia adentro del hogar Beatle, el cual estaba repleto de personas. Gente que por supuesto, jamás había visto en mi maldita vida. Bebían y comían bocados finos, mientras la música era reproducida por unos parlantes gigantescos, los cuales se escuchaban por todo el "castillo".

Comencé a sentirme mal otra vez, yo no calzaba en este lugar, con todas esas chicas elegantes... esos vestidos hermosos, esos cardados perfectos y flequillos a la moda. Empecé a caer en cuenta en que quizás jamás debí venir.  La música de The Supremes era danzada por un grupo de personas en medio de una pista de baile improvisada.

No distinguía a nadie en esa gran masa de personas, me sentí completamente fuera de lugar, tristemente agobiada. Volví a  mirar a mí al rededor, Rachel estaba completamente borracha junto a Tone, bailaban animadamente, hablando ridiculeces, felices, como siempre. "¿Por qué yo no puedo sentirme así?" pensé con una gota gorda de angustia.

Caminé por un pasillo largo, escapando de la multitud. Más allá de las luces encendidas, a la derecha, había otro pasillo, lleno de puertas misteriosas. Dude por unos segundos, y luego decidí arriesgarme a lo que ocurriera, una sensación de adrenalina mesclada con una pisca de miedo a lo desconocido. Caminé por el oscuro y amplio pasadizo, dejando atrás el ruido y la música.

Me detuve en frente de una puerta de madera barnizada, con manilla de color verde petróleo. Miré a ambos lados por última vez, "no hay muros en la costa".

Deslicé mis dedos por la manilla redonda, abriendo lentamente la puerta, casi imperceptible. Asomé un ojo por un agujero entre la puerta y la pared, encontrándome con una escena bastante desagradable. Una pareja intimidando, mierda.

Salí rápidamente, tratando de olvidar la traumante imagen frente a mis ojos. "¿Y si era alguno de los chicos?", me aterrorizo la idea. Seguí mi camino por el oscuro pasillo, había por lo menos unas cuatro puertas a cada lado. Una puerta media abierta llamó mi atención, "Yo y mi maldita curiosidad".
Entré por la puerta, deslizándome lentamente, para no ser descubierta. Una vez adentro, me sentí segura, solo hasta que trabé la puerta con pestillo, para que así no entrara otro curioso como yo, o aún peor, un ladrón.

Miré al rededor mío, y me encontré con una bella habitación en blanco. Fantásticamente en blanco destellante, cada parte y objeto de la habitación era de color blanco. La cama era perfectamente redonda, y poseía la misma ausencia de color.

Caminé un poco más, inspeccionando me preciosa hazaña. Una lámpara de cristal brillaba al fondo, toqué los vidrios con la punta de los dedos, haciéndolos sonar. Una chimenea de color blanco, tallado en piedra, poseía distintos cuadros. Puse mis lentes de contacto sobre mis ojos rápidamente, y comencé a analizar las fotografías.

Cuando descubrí donde me encontraba, simplemente quedé sin aliento.
Era su habitación, estaba en la habitación de Lennon, y completamente sola. Las millones de posibilidades pasaron fugazmente por mi mente, la emoción se apoderó de mí. ¡Sus cosas!, estaba en el paraíso.

Abrí un gran armario, con miles de cajones, con mucha ropa dentro de ellos. Hurguetee entre sus chaquetas de tela, esas preciosas que ocupa cuando sale de concierto. Las acerqué a mi nariz para aspirar su exquisito aroma, inhalando como mejor sabía hacer. Me puse una de ellas, una de color negro, que juré haberla visto en alguna película antes. Me imaginé que aquella eran sus brazos, abrazándome fuertemente.

Entonces levanté la vista, con una gran sonrisa entre mis labios, y encontré su perfume, "¡Dios, su perfume!", comencé a rosearme en todo el cuerpo; en el pecho, el cuello, y el cabello, para así sentirlo cerca cada vez que esté lejos. "Este es el mejor día de mi corta vida...".

Entonces recurrí a lo que pensé desde un principio, recostarme en su cama. Abrí rápidamente las telas y me cubrí con ellas, sintiendo las suaves sabanas bajo mis pies. Estaba tan complacida, con sus cosas, su olor. "Cerré mis ojos y juré escuchar su vos, su vos hablándome de cerca, preguntándome que hacia... ¿Qué?"

-¿¡Quién mierda eres, y que haces en mi cama!?

John estaba con el torso completamente desnudo, con el cabello mojado, cubriendo su cuerpo simplemente con una toalla blanca. Sostenía un bate de béisbol entre sus manos, para defenderse de lo que fuera. Me asusté, y cubrí mi cara rápidamente.

-Sal de inmediato, llamaré a la policía...- Comenzó a caminar rápidamente hasta la puerta que daba al pasillo. Me percaté que había otra puerta más dentro de la habitación, un luminoso baño.

-¡No!- Grité levantándome de golpe, sin permitir que viese mi rostro.

-¿Con que una chica?...- Se detuvo mirando el bulto que se cubría la cara con una de las frazadas.

Me quedé en silencio, completamente paralizada, ¿Qué rayos iba a hacer ahora?

-Bien... veamos, ¿Anna?- Negué rápidamente con la cabeza. "¿Quién rayos es Anna, le partiré la cabeza si es que..." El joven interrumpió mi pensamiento. - ¡Oh ya sé! ¿Stefi? la del otro día... ¿Sephora?- "Rayos, tiene más conquistas que mi padre". - Oh bien... ¿eres Ashlee, Roadie, Penny?... oh vamos, ya sácate esa cortina de la cabeza-.

Volvía a negar de lado a lado, no dejaría que me viera por nada del mundo, no podría aceptar mi derrota tan fácilmente.

-Bien, tendré que descubrirlo por mí mismo...- Sentí como se acercaba peligrosamente hacia mí. Entonces comencé a correr por la habitación, sin ver absolutamente nada, y cabe recalcar que aún el alcohol hacía efecto en mi cabeza. El chico me perseguía de una forma bastante más inteligente. Entonces me alcanzó el brazo, y tropecé sobre las sabanas con la cara directo al suelo, gloriosa.

John rio un buen rato, mientras yo solo me encontraba con la cara pegada al piso, dispuesta a quedarme allí todo el tiempo que fuese posible. Humillación, nivel dios.

-Esto es increíble, y ahora te quedarás en el piso... vamos, levántate- Dijo entre risas.

Mi cabeza ladeada aguantaba una risa estúpida que salía de mis labios, no sé si de vergüenza, o por lo que había hecho, o simplemente porque me descubrió... con su chaqueta, su perfume y entre sus sabanas íntimas.

El joven se recostó de estómago en la misma posición que me encontraba, ladeando su cabeza de la misma manera.

-Hola Sadie- Expresó sonriente. Cielos, esa sonrisa, me hiso sonrojar en un segundo.
-¿Qué hay John?- Dije con cara de pequeña la cual es descubierta haciendo alguna travesura.

-No lo sé, eso mismo me pregunto yo...-
Nos quedamos en esa ridícula posición, observándonos. Admirando cada facción de nuestros rostros, sintiendo débilmente la respiración del otro. Cabe decir que, fueron unos diez segundos, luego se levantó del piso, con astucia, y me ayudó a ponerme de pie.

-¿Y bien, a ti no te enseñaron a pedir prestadas las cosas?... es decir, sé que la chaqueta es linda pero, pudiste pedirla... mi perfume también te asienta, para que lo tengas presente.

"Mierda, mierda, mierda, Lennon imbécil"

-Ya, déjalo, solo era un juego.

Reía burlescamente de mí y mi cara de enojada, para rematar, más bien, frustrada. El plan no había resultado.

-¿Cuál será el día en que me trates como a cualquier mortal Sadie?, no entiendo cuál es el daño que te he hecho...- Mi rostro lucía apenado, pero la oscuridad de la habitación difuminaba mis coloradas mejillas.

Tenía razón de todas formas, pero no podía ocultar lo que ocurría de otra manera.

-Me encanta eso de ti, de todas formas.

Mi corazón dio un vuelvo tremendo, como si hubiese salido corriendo de mi pecho, y vuelto con una caja de chocolates.

Esquivaba su mirada a toda cosa, no sería capaz de soportarla.

-Sadie... ¿Por qué estabas haciendo todas esas cosas?- Me preguntó con su vos suave, aquella que no se presta para el sarcasmo, esa dulce, como la de un pequeño. Sonreí dulcemente.

-Nada, solo...- "¿Qué rayos le digo, que me encanta y quería sentirlo cerca? ¡Ja!".

-No, no, ¿Sabes qué?, no digas nada, simplemente...- Se acercó hacia mi rostro unos centímetros, descolocándome por completo. ¿Enserio esto estaba ocurriéndome? que John estuviese a centímetros de...-Solo, te la presto, hasta que se te pase el frio, ¿verdad?-

Mi cara de desilusión no sé si fue notoria, espero que no se haya percatado de mi decepción. Entonces miro hacia el pasillo, la ventana abierta, por donde entraba toda la contaminación acústica, quería escapar, rápidamente.

Me alejé de él abruptamente, dejándolo perplejo, estabilizado en el mismo lugar.

-Vamos afuera...-

-No quiero ir aún, estaba aburrido allí, siempre es lo mismo. Un par de tragos, unas chicas, algo de música… paso- Se sentó sobre su cama.

-Entonces, supongo que podría hacerte compañía- "Deja de hablar en este mismo instante".

-¿Por qué debería aceptar?- Me desconcerté, mi orgullo se iba en picada pero...-¡Me encantaría, damisela!

-Dios, te dije una vez que así no John, no conmigo- Al decir esto, con su mano desordenó mi cabellos de lado a lado. ¡Como si fuese un perro, o algo por el estilo! “Ya, deja de pensar tanto Alice, a este no le interesas”.

Rió de mi expresión y recostó su cabeza hacia la almohada. Después de un par de minutos de hablar estupideces, el chico apoyó su cabeza sobre sus brazos, indicándome un lugar sobre su pecho. Por supuesto, no acepté, pero me recosté en la almohada de al lado. Al fin estaba cerca de él, y les juro que sonreí como enferma, sonreí enserio.


-0-


-Está bien Sr. Primes, sabe que cuenta con nosotros para todo- Respondí diplomáticamente, guiñándole un ojo a Ringo.

-Me parece, mi elemental. Sabe que The Beatles son gran apuesta para nosotros, y pensamos invertir mucho dinero si es que están dispuestos…-

-Es bueno saberlo Primes, hablaremos con los otros dos y le informaremos inmediato- Terminó Rich. El hombre se alejó, dejando a los músicos solos en un sillón, entre el bullicio de la gente.

-¿Escuchaste? Una película Paul… ¿pero crees que no fue suficiente con la primera?

-Yo pienso que si la cuerda nos da, fácilmente podríamos y…- Me detuve, mirando la cara de asombro de Ringo -¿Qué sucede?

-Amelie… ¿Es ella verdad? La chica del cabello largo y rapado, ¿Cuándo se lo ha teñido y cuando creció tanto?-  Decía el joven impresionado.

-Oh vamos Ringo, dime que jamás te fijaste, usa una peluca-

-Lo siento por no ser como usted, “elemental”- Respondió burlándose. Entonces persistí observando a Amelie. Su belleza era tan especial, me encantaba la forma en que sonreí a George, la forma en que tomaba su mano. Al pensar en esto, recordé a Alice y la discusión de hoy, sinceramente sin nada en concreto, pues no entendía que es lo que le ocurría simplemente. “Quizás John si tenía razón, y no era lo que parecía”. 

Luego me arrepentí de esto, no podía ser tan imbécil con ella.

-Amigo… ¿crees que deberíamos?- Ringo me saco de mis pensamientos. La chica lloraba entre sus manos, tratando de disimular las lágrimas con una sonrisa, agitando su mano de lado a lado.

-Sí, deberíamos. Pero déjamelo a mí…-

Me acerqué con mi apuesta de galán entre las manos. Con una sonrisa “perfecta”… bueno, eso es lo que cuenta la leyenda. La chica sonreía, evadiendo la tristeza.

-¡Amelie! Amour, ¿Qué pasa?-  Pregunté sentándome a su lado, un acento francés ridículo.

-Paul, oh no… no es nada, solo me sentí un poco mal, eso es todo- Sonrió, limpiando sus ojos.

-Oh no… a mí no me engañarás, puedes confiar en mí. Sé que soy una persona  lejana algunas veces, pero soy muy buen compañero, puedo escuchar dos horas de problemas seguidas… créeme tengo cierta experiencia- Mencioné, señalando a George con la vista.

Amelie sonrió a mi comentario.

-No te preocupes Macca, son tonterías. Hey, Le Monde me pidió un nuevo artículo, pero esta vez sobre ti, así que tenemos mucho trabajo, si es que aceptas por supuesto- Inquirió, evadiendo el tema. Mientras observaba con cierta nostalgia a Harrison.

Simplemente asentí, encantado de trabajar con ella. La chica sonrió, y se despidió de un beso en la mejilla, subió las escaleras… a su habitación supuse. Observé como George apreciaba la escena reciente, y lucía un rostro bastante serio.

La noche fue increíble, por no decir que duró hasta las ocho de la mañana. Todo el mundo se fue alegremente, incluso nuestros enemigos. Cuando me dirigí a dejar a la última persona del salón, me encontré con la bella Amelie dentro de un abrigo hasta las rodillas, y un par de maletas con ruedas a su lado. Llevaba un sombrero simpático, parecido a una boina, y una sonrisa triste.

-¿A dónde vas?-  Pregunté preocupado.

-No quería irme de esta manera, lo siento. Estoy muy agradecida de todo lo que han hecho por mí estás semanas, han sido muy amables. Vuelvo a París Paul, ya no tengo nada que hacer en esta ciudad- Terminó mirando por la ventana, comenzaba a helar, los arboles estaban llenos de rocío.

-Oh no señorita, tú no te vas a ninguna parte sin explicarme que ocurre…- Tomé de su brazo, acercándola adentro de la casa.

-Paul, mi tren sale dentro de media hora, no tengo mucho tiempo.

-Bien, solo necesito veinte, ¿Qué dices?- Sonreí, haciendo cambiar su expresión por una divertidamente hermosa.

-Te escucho McCartney.

Como dos cómplices, tomamos asiento en el sillón del salón principal. Hablamos de tantas cosas, de tantas anécdotas, de tantos problemas. Entonces cuando miré el reloj, eran las nueve de la mañana.

El sol ya se encontraba visible, y las persianas no eran capaces de soportar su luz.

-…Nadie puede discutir que soy el Beatle listo-

-¿Por qué? Bueno, sé que es imposible que John lo sea, pero…- Interrumpió entre risas.

Le entregué un reloj de muñeca que solía llevar. Era el objeto más importante que guardaba de mi madre. Antes que Mary partiera, un día frió de estos comunes en Liverpool, me vio devastado porque mi chica me había abandonado.

Entonces susurró unas palabras, unas ciertas palabras famosas. Simplemente decían que debía dejarlo, que las cosas mejorarían, que necesitaba tiempo, el tiempo que aún no aprendía a controlar.

Luego, para mi cumpleaños de ese mismo año, me obsequió un reloj. Claro, en ese momento no sabía lo que en verdad significaba, a mi madre siempre le gustó dejarme desconcertado, dios. Cuando ella murió, entendí el significado… y escribí esta canción.


La chica sonrió dulcemente. George era un imbécil por hacerla llorar. Entonces juré, que nadie le haría daño, jamás.


                                               

¡Y eso es to-to-to- todo amigos! Ay pequeñas, ha sido un día de mil diablos. Odio a los hombres, no... no a todos, solo a uno. Pero no merece un espacio en este lugar, así que no hablaré más de ese asunto, bastante desagradable. XD Los únicos que merecen mi amor son Ringuis, Georgie, Paulie y Johnny <3 jajajaja

¡LAS AMO! no me percaté de que el internet se acabará en cualquier momento bellas, no podré responderle a cada una para conversar, como suelo hacerlo :( 

¡Pero besos a cada una de ustedes! Salma Belle, Lucy in the Sky, Lovely Cami, Vicki, Danana, y por supuesto despeinada unicornia!, bienvenida al fic bella! me alegró mucho leer tu comentario, gracias y muchas gracias, y espero verte seguido por aquí, también te mando muchos abrazos aplastantes. 

Esta semana subiré otro capítulo más, además del los comunes, porque tendré un poco de tiempo más <3 así que espero se diviertan! :3 ¡Hasta... pronto bellísimas! 

3 comentarios:

  1. PRIMERA EN COMENTAR, PRIMERA PRIMERA!!!!!!!!11111unounouno!!!!111 *la matan*

    ESPERO QUE SEA ASÍ, PORQUE HE TARDADO MILENIOS EN LEER YA QUE LO HICE RELAJÁNDOME POR COMPLETO, no rápido... Si alguien me gana *rompe una silla*

    En finnnnnnnnn, JODER... qué capítulo.

    Me imaginé a John, y pjashkdlñlsdnhmmd, toda tonta que me dejó... *concéntrate en Paul* ÉL ES PERFECTO, POLMACARNI. Como te seguía diciendo acerca de John: hkjdlasdjklñ. *Paul* ... Algo me está pasando.

    AWWWN Ringo re tierno jajajaajajaja, es muy lindo. Y George, si es un imbécil, pero un imbécil al que amo demasiado ;-------; YO SÉ, mi vida como beatlemaníaca es enredosa, pero te juro por todas mis cosas de The Beatles que mi corazón le pertenece al viejo hermoso, SEEE POLMA.

    Trato de mantener cordura.... 1... 2... 3... ya.

    Está bien, si no deseas hablar... Pero sí, he concluido que los hombres son unos idiotas, y que los hombres perfectos son nada más y nada menos que John, Paul, George y Ringo. Siempre me pasaré comparándolos con los demás, y es por eso que me quedaré SOLA, SOLA CON GATOS.

    Como sea, ¡amé el capítulo!

    Sube pronto, Cata belle.
    Cuídate muchote.

    <3 besos y abrazos <3

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  2. Cata:

    ¡Qué capítulo! me reí cuando John comenzó a decir todo su historial de conquistas hueón era inmenso XDDDD

    George tonto tonto por hacer llorar a Amelie, pero es mi tonto askdkdlcñmxksñd.

    Los hombres son imbéciles u_u, como dijo Salma, los únicos perfectos son John, Paul, George y Ringo, nadie más tiene mi lov, la hueá deprimenteee XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD, no enserio, soy más alone que la chucha XD u_u

    Amé el capitulo, Cata

    Sube pronto

    Besos ♥

    PD: ♥♥♥ Cata & Joe Jonas♥♥♥

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  3. ¡El capitulo está hermoso! La espera valió la pena. Me hizo el día cuando Johnny comenzó con su lista interminable de conquistas, demasiado bueno.

    Opino lo mismo con respecto a los hombres, la mayoría de ellos son MUY inmaduros y a veces me es inevitable compararlos, he aquí una Eleanor Rigby en potencia.

    Oww, ily too. Muchisimas gracias por la bienvenida, de igual manera a mi me ha alegrado que me hayas tomado en cuenta tan rápido.

    Ahí te va tu dosis de abrazos aplastantes♡♡♡
    Estoy impaciente por el próximo capitulo, no tardes en subir :3

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